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V. B.

The Drunk Monk, mejor cervecería de l’Sido español según RateBeer

El ranking de la web norteamericana sitúa la tasca mataronina como la sexta mejor de Europa y la docena del mundo

El establecimiento mataroní The Drunk Monk es la mejor cervecería del Estado español, la sexta de Europa y la docena del mundo, según el ranking que elabora la página web norteamericana RateBeer. La página, una referencia mundial del sector y especializada en el mundo de las cervezas artesanas, elabora cada año una lista de los mejores establecimientos de este ámbito, por votación de los usuarios. Este es el tercer año consecutivo en que The Drunk Monk, una pequeña tasca ubicada a la Vía Europa 30, encabeza la lista a nivel español. RateBeer es una web norteamericana que ejerce de punto de encuentro de la comunidad cervesera internacional, y que valora tanto la calidad de las bebidas como las características de los locales donde se dispensan.

The Drunk Monk abrió puertas en 2001 y está gestionado por Sven Bosch, de origen belga. La suya es la patria de las cervezas, y de hecho el local presenta una imagen propia de las tascas de aquel país. Actualmente The Drunk Monk cuenta con una selección de 550 cervezas, la mayoría poco habituales: ediciones limitadas y especiales, cervezas únicas maduradas en barricas de vino y whisky, de fermentación espontánea, vintage, envejecidas desde hace más de 15 años... Y procedentes de todo el mundo. "El abanico de cervezas disponibles hoy en día es enorme, desde EE.UU. en Noruega, Dinamarca, Nueva Zelanda, Escocia o Italia", explica Bosch. El propietario de la tasca considera que en los últimos años se ha producido "una revolución" en el mundo cerveser, tanto en la producción como en el consumo. "Antes el consumidor se conformaba con cualquier cerveza que le sirvieran, pero cada vez es más selectivo y exigente, y pide de un estilo o de un país determinado", asegura Bosch.

Clientes de todo el Estado
La popularidad de The Drunk Monk ha crecido a raíz de los varios reconocimientos internacionales y de su proyección mediática (hace pocos días Bosch protagonizaba una Contra de La Vanguardia). El local está pleno a rebosar muchas noches, pero Bosch no quiere ampliarlo más. "Prefiero que me quede pequeño a que se me haga demasiado grande, y poder mantener un contacto cercano con la gente", asegura. Los clientes no tan sólo son mataronins; la popularidad del establecimiento también atrae habitualmente aficionados a la cerveza de Barcelona, Madrid, Valencia o el País Vasco. "La comunidad cervesera crece, y cada día hay más establecimientos especializados, pero hasta hace poco costaba encontrar una cervecería como la nuestra", constata Bosch. 



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