La mañana del 18 de julio de 1981, cuando el librero Pep Duran abrió las puertas de la tienda Robafaves, entonces a la calle de Santa Teresa, se encontró con un panorama desolador. "Llovía dentro de la tienda, todos los libros estaban xops, las piernas me flaquearon", explica. El que hubiera podido suponer el fin de un proyecto ilusionante de un grupo de jóvenes amantes de la literatura y que se habían constituido unos años antes en cooperativa, supuso posiblemente el inicio de una larga relación entre el establecimiento y la ciudadanía, hasta el punto que Robafaves es para muchos un símbolo de la capital del Maresme. "Encontramos una solidaridad por parte de todo el mundo, alcalde, regidores, vecinos, editoriales, que pocas veces más hemos visto", declara Xevi Vilert, presidente de Robafaves.
De aquella inundación provocada por una tamborinada de verano, pues, ya hace treinta años, y los responsables de la librería lo quisieron conmemorar este pasado lunes tal como saben hacer, con la presentación de un libro, invitando en los parlamentos el alcalde de aquel momento, Joan Majó, y el actual, Joan Mora. Majó reconoció que no es consumidor de Robafaves, puesto que vive en Barcelona, "pero sí de unos conocidos vuestros, de Abacus", confesó generando murmullos entre los asistentes. Joan Mora, por su parte, señaló que "así como el alcalde entonces os animó, yo también os quiero animar ahora en estos momentos de transición, en que el mundo del libro también está viviendo cambios y que se suman a la crisis general. Pero estoy convencido que el libro no desaparecerá y que tenéis futuro".
El libro que se presentaba, "La noche que las letras se liberaron", no es otro que el cuento que, prácticamente desde el día siguiente de los hechos, Pep Duran explica allá donde va, basado en el que ocurrió el 18 de julio de 1981, y que ahora, treinta años después, ha sido editado por Ediciones Magenta y con ilustraciones de Carme Solé. "Nunca me hubiera pensado estar aquí presentando un libro", afirmó un chico emocionado Duran. Y es que a pesar de haberse pasado gran parte de su vida en contacto con la literatura y explicado docenas de cuentos, este es apenas su primer libro. Un volumen, por cierto, que tiene la mitad de las páginas en blanco para que cada lector pueda poner orden a las letras cuanto más le plazca, tal como pasa en el cuento.
De aquella inundación provocada por una tamborinada de verano, pues, ya hace treinta años, y los responsables de la librería lo quisieron conmemorar este pasado lunes tal como saben hacer, con la presentación de un libro, invitando en los parlamentos el alcalde de aquel momento, Joan Majó, y el actual, Joan Mora. Majó reconoció que no es consumidor de Robafaves, puesto que vive en Barcelona, "pero sí de unos conocidos vuestros, de Abacus", confesó generando murmullos entre los asistentes. Joan Mora, por su parte, señaló que "así como el alcalde entonces os animó, yo también os quiero animar ahora en estos momentos de transición, en que el mundo del libro también está viviendo cambios y que se suman a la crisis general. Pero estoy convencido que el libro no desaparecerá y que tenéis futuro".
El libro que se presentaba, "La noche que las letras se liberaron", no es otro que el cuento que, prácticamente desde el día siguiente de los hechos, Pep Duran explica allá donde va, basado en el que ocurrió el 18 de julio de 1981, y que ahora, treinta años después, ha sido editado por Ediciones Magenta y con ilustraciones de Carme Solé. "Nunca me hubiera pensado estar aquí presentando un libro", afirmó un chico emocionado Duran. Y es que a pesar de haberse pasado gran parte de su vida en contacto con la literatura y explicado docenas de cuentos, este es apenas su primer libro. Un volumen, por cierto, que tiene la mitad de las páginas en blanco para que cada lector pueda poner orden a las letras cuanto más le plazca, tal como pasa en el cuento.