La platea y el anfiteatro del teatro Monumental se llenaron a tope ayer viernes, día 16, para el estreno del documental Tejiendo la ciudad', una producción del emprendida Renacuajo que repasa la historia del género de punto en Mataró. La proyección del documental, elaborado por Maria Coll, Aina Fernàndez y Joan Salicrú y financiado por Caja Laietana, Fincas Bonamusa, Ximenes Ópticos y Cetemmsa, estuvo acompañada por un extenso debate, con amplia participación del público presente, sobre el presente y el futuro del textil y del género de punto, sector clave de la economía local en los últimos 125 años y que tiene hoy en día un incierto camino por adelantado. Este es el segundo documental que produce Renacuajo, después de 27-G. Bandera Blanca, estrenado en 2004, que recordaba la entrada de los Nacionales en Mataró en 1939. 'Tejiendo la ciudad' se volvió a emitir domingo a mediodía, con la platea del Monumental de nuevo llena.
La velada, conducida por el periodista de Televisión de Cataluña Eduard Boet, se inició con la intervención del gerente de Renacuajo, Matad Ros. Ros explicó que el objetivo habitual de su empresa no es hacer documentales, pero sí intentar aportar nuestro granito de arena para hacer de Mataró una ciudad más sugerente, documentada y atractiva. Además, agradeció a los testigos que aparecen al documental su sinceridad y sencillez a la hora de explicar sus vivencias, y tiró una pregunta a la platea: Qué mataroní no ha tenido familiares trabajando en el textil?.
Acto seguido se inició la proyección del documental, en que la historia del género de punto está explicada siempre por sus protagonistas. A lo largo de los 50 minutos del film, aparece un amplio abanico de testigos, desde obreros de fábricas y overlockistes hasta propietarios de pequeñas y grandes empresas textiles de la ciudad, pasando por responsables de las administraciones, historiadores, laboralistes y representantes de asociaciones del sector. El documental relata los inicios del género de punto, un sector moderno y emprendedor que rápidamente se situó como el ámbito económico más importante de la ciudad, las condiciones de los trabajadores, la relación de estos con los patrones, las nuevas tecnologías, el valor añadido, o las continuas crisis que han desembocado en la actual situación del sector.
El turno del debate
Las vivencias de los testigos y el conjunto de ideas expuestas dieron al debate, que se alargó más de una hora que contó como ponentes con la historiadora Montserrat Llonch; el secretario de Industria y Empresa, Antoni Soy; el presidente de ASEGEMA y de Cetemmsa, Josep Espígul, el profesor de ESADE Josep Maria Ríes y la representante de UGT Pepi García. Llonch aportó una perspectiva histórica, recordando que tanto la crisis actual como la amenaza asiática ya se vivieron en varias ocasiones durante el siglo XX. Soy aseguró que las claves para salir de la crisis son la innovación e internacionalización de las firmas textiles, así como la colaboración entre empresa y administración. Espígul reconoció, pero, que estas empresas se sienten muy confundidas ante el nuevo mercado global, a pesar de que están haciendo un titánico esfuerzo de innovación.
Ríos, por su parte, aportó la visión más optimista, afirmando que el futuro del textil es bueno, y pidiendo a las empresas del sector que apostaran por el mercado más que por el producto en sí. García, finalmente, puso el contraste con una opinión más cruda y pesimista, afirmando que los trabajadores del sector siempre nos toca la peor parte y criticando tanto la carencia de asociacionismo de los empresarios textiles como la lentitud de la administración.
Al turno de palabra abierto al público asistente hubo espacio para todo. A las intervenciones se criticó de nuevo el individualismo de muchos empresarios, pero también la actitud de algunos trabajadores del sector en edades próximas a la jubilación, y se apuntó que en varias ocasiones que el traspaso de poder de una textil de padres a hijos ha acabado con la empresa. La platea mostró sus dudas sobre los buenos augurios para el sector pronosticados por algunos de los ponentes, y también se levantó más de una voz que acusaba la administración de ineficacia en sus planes de ayuda al mundo del textil.
Un empresario de maquinaria textil lamentó que el sector se haya muerto, tanto en España como Europa, a pesar del esfuerzo hecho para innovar continuamente. Dónde serán las máquinas necesarias si algún día el textil vuelve a arrancar? se preguntó. Y la polémica por la llegada de la locomotora comercial a la ciudad también tuvo su pequeño momento de protagonismo, cuando uno de los asistentes preguntó porque el Ayuntamiento de Mataró afirma que ayuda al textil local y después encarga al Corte Inglés el suministro del vestuario de la Policía Local.
La velada, conducida por el periodista de Televisión de Cataluña Eduard Boet, se inició con la intervención del gerente de Renacuajo, Matad Ros. Ros explicó que el objetivo habitual de su empresa no es hacer documentales, pero sí intentar aportar nuestro granito de arena para hacer de Mataró una ciudad más sugerente, documentada y atractiva. Además, agradeció a los testigos que aparecen al documental su sinceridad y sencillez a la hora de explicar sus vivencias, y tiró una pregunta a la platea: Qué mataroní no ha tenido familiares trabajando en el textil?.
Acto seguido se inició la proyección del documental, en que la historia del género de punto está explicada siempre por sus protagonistas. A lo largo de los 50 minutos del film, aparece un amplio abanico de testigos, desde obreros de fábricas y overlockistes hasta propietarios de pequeñas y grandes empresas textiles de la ciudad, pasando por responsables de las administraciones, historiadores, laboralistes y representantes de asociaciones del sector. El documental relata los inicios del género de punto, un sector moderno y emprendedor que rápidamente se situó como el ámbito económico más importante de la ciudad, las condiciones de los trabajadores, la relación de estos con los patrones, las nuevas tecnologías, el valor añadido, o las continuas crisis que han desembocado en la actual situación del sector.
El turno del debate
Las vivencias de los testigos y el conjunto de ideas expuestas dieron al debate, que se alargó más de una hora que contó como ponentes con la historiadora Montserrat Llonch; el secretario de Industria y Empresa, Antoni Soy; el presidente de ASEGEMA y de Cetemmsa, Josep Espígul, el profesor de ESADE Josep Maria Ríes y la representante de UGT Pepi García. Llonch aportó una perspectiva histórica, recordando que tanto la crisis actual como la amenaza asiática ya se vivieron en varias ocasiones durante el siglo XX. Soy aseguró que las claves para salir de la crisis son la innovación e internacionalización de las firmas textiles, así como la colaboración entre empresa y administración. Espígul reconoció, pero, que estas empresas se sienten muy confundidas ante el nuevo mercado global, a pesar de que están haciendo un titánico esfuerzo de innovación.
Ríos, por su parte, aportó la visión más optimista, afirmando que el futuro del textil es bueno, y pidiendo a las empresas del sector que apostaran por el mercado más que por el producto en sí. García, finalmente, puso el contraste con una opinión más cruda y pesimista, afirmando que los trabajadores del sector siempre nos toca la peor parte y criticando tanto la carencia de asociacionismo de los empresarios textiles como la lentitud de la administración.
Al turno de palabra abierto al público asistente hubo espacio para todo. A las intervenciones se criticó de nuevo el individualismo de muchos empresarios, pero también la actitud de algunos trabajadores del sector en edades próximas a la jubilación, y se apuntó que en varias ocasiones que el traspaso de poder de una textil de padres a hijos ha acabado con la empresa. La platea mostró sus dudas sobre los buenos augurios para el sector pronosticados por algunos de los ponentes, y también se levantó más de una voz que acusaba la administración de ineficacia en sus planes de ayuda al mundo del textil.
Un empresario de maquinaria textil lamentó que el sector se haya muerto, tanto en España como Europa, a pesar del esfuerzo hecho para innovar continuamente. Dónde serán las máquinas necesarias si algún día el textil vuelve a arrancar? se preguntó. Y la polémica por la llegada de la locomotora comercial a la ciudad también tuvo su pequeño momento de protagonismo, cuando uno de los asistentes preguntó porque el Ayuntamiento de Mataró afirma que ayuda al textil local y después encarga al Corte Inglés el suministro del vestuario de la Policía Local.