La curiosidad de un joven pudo provocar una desgracia en Mataró que afortunadamente sólo quedó en anécdota. Un petardo que no estalló durante los fuegos del día 27 de julio por la noche y que quedó camuflado a la arena de la playa de Mataró fue descubierto el día siguiente por un adolescente que estaba con su familia. El chico quiso partir la carcasa por el medio con una piedra para sacarle la pólvora y fue entonces cuando el artefacto estalló. Los cuatro miembros de la familia fueron trasladados al Hospital de Mataró con heridas superficiales. El mismo día fueron dados de alta después de efectuarlos varias pruebas para comprobar que no habían sufrido ninguna lesión al oído.