Borja Cobeaga supera con buena nota el salto a la dirección de largometrajes después de haber generado bastantes expectativas en su trayectoria en el mundo de los cortometrajes, con obras como Éramos pocos -premiado a la Muestra de Cine de Nuevos Realizadores-, que consiguió una nominación a Oscar. El realizador vasco ha aportado a la suya opera delgada, la fresca y divertida Pagafantas, la experiencia en el cortometraje y en el medio televisivo, que se detecta en el ritmo ligero de la película y la funcionalidad de sus gags, con aciertos como los fragmentos documentales sobre el mundo animal que ilustran los rituales para buscar pareja; pero también un importante poso de cinéfilo que permite definir Pagafantas como un cruce entre una comedia romántica de adolescentes y una screwball clásica en toda regla. Y de hecho, la chica objeto del deseo del protagonista recupera la tradición de personajes femeninos alocados en la línea de Katherine Hepburn de La fiera de mí niña.
No hay que decir que Sabrina Garciarena está a años luz de la Hepburn y bastante lejos también del resto del reparto de Pagafantas, con actores como Oscar Ladoire o Kiti Manver, y dónde destaca por su naturalidad el televisivo Gorka Otxoa. Este joven actor aporta humor y ternura a Txema, el chico enamorado de una guapa argentina que sólo lo puede ver como su mejor amigo. No cuesta entender e incluso identificarse con la "tragedia" cotidiana de este pobre pagafantas, y por eso el personaje pronto se gana las simpatías del público. Esta es una de las claves, sin duda, que explican el éxito de la propuesta como esta, que también encuentra en su repertorio de secundarios y la sucesión de situaciones cómicas sus puntos fuertes. Por eso, Pagafantas es una película alejada de pretensiones pero al mismo tiempo, bastante sólida -a pesar de las fallas- como para pasar la complicada prueba de la comedia y cumplir con su principal objetivo: arrancar uno y muchas sonrisas en el espectador.
espaiisidor.blogspot.com
No hay que decir que Sabrina Garciarena está a años luz de la Hepburn y bastante lejos también del resto del reparto de Pagafantas, con actores como Oscar Ladoire o Kiti Manver, y dónde destaca por su naturalidad el televisivo Gorka Otxoa. Este joven actor aporta humor y ternura a Txema, el chico enamorado de una guapa argentina que sólo lo puede ver como su mejor amigo. No cuesta entender e incluso identificarse con la "tragedia" cotidiana de este pobre pagafantas, y por eso el personaje pronto se gana las simpatías del público. Esta es una de las claves, sin duda, que explican el éxito de la propuesta como esta, que también encuentra en su repertorio de secundarios y la sucesión de situaciones cómicas sus puntos fuertes. Por eso, Pagafantas es una película alejada de pretensiones pero al mismo tiempo, bastante sólida -a pesar de las fallas- como para pasar la complicada prueba de la comedia y cumplir con su principal objetivo: arrancar uno y muchas sonrisas en el espectador.
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