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V. B.

Una exposición recuerda el complejo papel de Mataró a la Guerra de Sucesión

La ciudad apoyó a las tropas borbónicas en el asedio en Barcelona, después de ser aliada de Carles de Austria. El Museo y el Ateneo lo muestran

Durante la Guerra de Sucesión, los mataronins apoyaron a las tropas borbónicas en el  asedio de Barcelona entre 1713 y 1714. En la ciudad se guardaban toneladas de gra para los soldados franceses, y encontraron refugio nobles barceloneses contrarios en la resistencia que presentó la capital catalana. Felip V otorgó en Mataró el título de Ciutat, y después de la guerra, se convirtió en Cabeza de Corregiment y capital de provincia marítima. Fue Mataró una ciudad de botiflers en aquel conflicto? 

"No se pueden hacer lecturas maniqueas y potenciadas por el presentisme", responde el historiador mataroní Joan Giménez, a pesar de que reconoce "paral•lelismes evidentes" con el momento actual. Giménez es el comisario de la exposición "Mataró, 1714, entre dos mares y dos coronas", que se inaugura este sábado en el Ateneo y al Museo de Mataró, en el marco de los actos de conmemoración del Tricentenari. El título refleja la expansión comercial hacia América que la ciudad vivió durante el siglo XVIII; y la ambivalencia que la trajo de estar del bando al Archiduque Carles de Austria a apoyar a Felip V de la casa borbónica. 

Mataró fue una de las primeras ciudades catalanas que prestó obediencia al Archiduque Carles de Austria, en 1706. Giménez explica que de aquí se derivan hechos como el desembarco en la ciudad de la futura esposa del Archiduque, Elisabeth-Christine de Brunswick, en 1708, para conocer su marido (hecho que se conmemoró a Las Santas). Pero las vuelves cambiaron en 1713 con la firma del Tratado de Utrecht y el Convenio del Hospitalet, que establecen la paz entre los dos bandos enfrentados. "En Mataró por una calle marcharon las tropas austríacas y por el otro entraron las borbónicas", apunta Giménez. Al contrario que en Barcelona, en Mataró no se produjo ninguna batalla.

"La ciudad no estaba preparada para afrontar ningún asedio, sus murallas estaban obsoletas e inoperatives". Y sus mandatarios tampoco estaban por la labor. Eran menestrales y mercaderes, gente pragmática que no quería afrontar la amenaza literal de "asalto y degüello" que caía sobre todas las ciudades que se resistieran a las tropas borbónicas. "Habría sido más políticamente correcto decir que Mataró resistió, pero no fue así. Sus gobernantes siempre actuaron desde la legalidad de los tratados vigentes, que querían salvar la vida y el patrimonio, y que no estaban dispuestos a dejar entrar la soldadesca a casa para robarlo a pesar de degollar a sus hijas", resume Giménez. 

Didáctica y rigurosa
Toda esta compleja situación se ve reflejada a la exposición que Giménez ha comissariat. "He querido presentar una exposición didáctica y rigurosa para entender el contexto, el desarrollo y las consecuencias del conflicto en Mataró", afirma. A través de diferentes elementos y objects de la col•leció del Museo y también de préstamos, la exposición se configura en cinco ámbitos que muestran una visión amplia de cómo era Mataró a caballo de los siglos XVII y XVIII.


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