Me hago viejo! No lo quiero reconeixer pero es un hecho incontrovertible, cada día que pasa zoco algo más grande.
Es por eso que camejo, ando mucho; dicen los entendidos que se bono para los de nuestra edad: hace circular mejor la sangre, es preventivo del anquilosament, ensancha los pulmones y no sé cuántas cosas más.
Casi cada domingo, alrededor de las diez, las diez y media de la mañana hago vía hacia mar, paso por dessota del puente de Santo Simó y, bordeando la playa, me encamino hacia levante y en llegando al fortín que asenyala, más o menos, el límite de Mataró, subo ningún lo caminet que hay junto a la vía del tren. Todo esto xino-xano, nada de còrrer ni de andar deprisa como si siguiera un ritual.
Trescant verso el restaurante El Delfín, que es donde hago el rompiendo hacia las Cinco Norias, me encuentro, a medio camino, con una higuera en un lugar inusitado, entre medio de las rocas, a pedo de olas entre la vía del tren y el mar. Aun así la Natura tiene sus leyes que a los humanos a veces nos parecen inescrutables.
Cuando paso y por asssociació de ideas, pienso en La Figuereta (actual Isla-Cristina), aquel islote en la Andalucía atlántica donde paraban los pescadores de altura catalanes en su ir y volver al océano Atlántico para ganarse la vida. Hacia el año 1755 hubo un terremoto por aquellas comarcas, después en Josep Fanega, pescador de Mataró, excavó un pozo de agua dulce el cual permeté el establecimiento de pescadores catalanes al poblado que s` construyó a su redòs y que denominaron La Figuereta, pues creció una junto al pozo. El nombre actual lo tomó en 1834 en honor de Maria Cristina de Borbón. Su censo de habitantes ahora bordea las 17.000 almas.
Siguiendo mi recorrido diumengí paso por el lado de El Delfìn y me ensarto torrente arriba verso el camino de las Cinco Norias y en este tránsito me venden a mi encuentro a lado y lado del camino toda una serie de masías: Can Bosch, Can Acelga, Can Figueras, Can Serra, Can Lluch, Can Patalé, Can Boix, Can Llobet, Can Riera Malet, Can Ciruela, etcétera. En una pared ha pintado: NO A La ESPECULACIÓN SALVAMOS LAS CINCO NORIAS; .... salvémoslas señor alcalde?.
Al concluir el trayecto me paro en la nueva plaza de Can Gasol, delante del antiguo Matadero, y a la guingueta de la esquina acostumbramos a encontrarnos antiguos compañeros cooperadores del Horno del Vidrio (todos jubilados naturalmente) y hacemos estallar la charla un buen rato haciendo el aperitivo.
Cómo que por el camino siempre recojo un pomell de flores bosquetanes hago ofrenda a Laia, una xamosa y gentil camarera de diecinueve radiantes años (los mismos que mi limpia Aina) y me da la impresión de hacerle un presente al àlter-ego de mi alcurnia, pues la familia la tengo lejos de Mataró.
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Al concluir el trayecto me paro en la nueva plaza de Can Gasol, delante del antiguo Matadero, y a la guingueta de la esquina acostumbramos a encontrarnos antiguos compañeros cooperadores del Horno del Vidrio (todos jubilados naturalmente) y hacemos estallar la charla un buen rato haciendo el aperitivo.
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