Varios vecinos de la calle Pujol han puesto el grito al cielo. Las declaraciones del regidor de Promoción Económica, Miquel Rey, asegurando que la situación de la calle era un ejemplo de cómo se había reconducido un problema, han sido desmentidas por varios de ellos: "Tenemos un problema de ruido, suciedad e incivismo". Diego Saez, uno de los afectados, lamenta que la gente que vive en la calle Pujol esté ya "desquiciada" y estén "hartos de quejarse" al Ayuntamiento por los problemas de ruidos que viven debido de, según explican, por los bares que hay en la zona. "Si dicen que han bajado las denuncias es porque estamos cansados de trucar constantemente", añade.
En el mismo sentido se expresa Ricard Lloret, que vive sobre de los establecimientos de la calle Pujol y que asegura que de "jueves a domingo, también incluido", no se puede descansar con tranquilo•litat. "Trabajas toda la semana para llegar al fin de semana y no poder descansar", lamenta mientras añade: "tengo un hijo de dos años y se despierta llorando de los sustos por el ruido". Según ellos, los locales "no cumplen las licencias", pero el problema añadido se encuentra en la gente que sale de los establecimientos, ya sea para marchar o fumar en la calle. "Un día habrá un problema, no puede ser que salga un vecino a las tres de la mañana a pedir silencio y se enfotin de él", lamenta Jaume Adan, otro de los vecinos que pone de manifiesto la misma queja.
Por Adan, el Ayuntamiento actúa con "desidia y conocimiento de causa" sobre un tema en el que recuerda, los "vecinos son las verdaderas víctimas", y remarca que no es un problema sólo de los bares musicales, sino también del rebombori que hay en los alrededores de los varios restaurantes de la calle. "No tenemos ningún problema con la actividad que se haga a los locales, pero sí con el ruido y el hecho que la gente no se comporte", añade. Carles Varela, otro de los vecinos, afirma que "muchos fines de semana prefiero que pierda el Barça, y esto que soy culer, para no tener que aguantar el que pasa después a la calle cuando gana". Y denuncia que sean los vecinos los que se tengan que "gastar el dinero insonorizando la vivienda cuando son los establecimientos los que no cumplen las normativas".
En general, los vecinos lamentan la carencia de actuación cuando hay problemas de este tipo. "Un policía me dijo que hasta que no haya una pelea fuerte no nos harán caso", asegura Saez. Varela, por su parte, añade que no sólo es un problema de ruidos, sino también de consecuencias: "al día siguiente, la calle está pleno de meadas, vomits, vasos...". Lloret, por su parte, explica que tiene la casa en venta porque después de ocho años es "insostenible". Son casos que afectan, según explican, además vecinos de la céntrica calle de la ciudad.
La figura de un silenciador
Los establecimientos de la calle Pujol consultados han preferido, de momento, no hacer declaraciones puesto que no quieren entrar en una discusión y si intentar buscar soluciones. El que sí han confirmado es que tienen todas las licencias en regla y añaden, en el caso del Arcadia, que precisamente desde este el pasado sábado estrenaron una figura, la del silenciador. Una persona que vigila que los clientes que van fuera a fumar no hagan rebombori.
En el mismo sentido se expresa Ricard Lloret, que vive sobre de los establecimientos de la calle Pujol y que asegura que de "jueves a domingo, también incluido", no se puede descansar con tranquilo•litat. "Trabajas toda la semana para llegar al fin de semana y no poder descansar", lamenta mientras añade: "tengo un hijo de dos años y se despierta llorando de los sustos por el ruido". Según ellos, los locales "no cumplen las licencias", pero el problema añadido se encuentra en la gente que sale de los establecimientos, ya sea para marchar o fumar en la calle. "Un día habrá un problema, no puede ser que salga un vecino a las tres de la mañana a pedir silencio y se enfotin de él", lamenta Jaume Adan, otro de los vecinos que pone de manifiesto la misma queja.
Por Adan, el Ayuntamiento actúa con "desidia y conocimiento de causa" sobre un tema en el que recuerda, los "vecinos son las verdaderas víctimas", y remarca que no es un problema sólo de los bares musicales, sino también del rebombori que hay en los alrededores de los varios restaurantes de la calle. "No tenemos ningún problema con la actividad que se haga a los locales, pero sí con el ruido y el hecho que la gente no se comporte", añade. Carles Varela, otro de los vecinos, afirma que "muchos fines de semana prefiero que pierda el Barça, y esto que soy culer, para no tener que aguantar el que pasa después a la calle cuando gana". Y denuncia que sean los vecinos los que se tengan que "gastar el dinero insonorizando la vivienda cuando son los establecimientos los que no cumplen las normativas".
En general, los vecinos lamentan la carencia de actuación cuando hay problemas de este tipo. "Un policía me dijo que hasta que no haya una pelea fuerte no nos harán caso", asegura Saez. Varela, por su parte, añade que no sólo es un problema de ruidos, sino también de consecuencias: "al día siguiente, la calle está pleno de meadas, vomits, vasos...". Lloret, por su parte, explica que tiene la casa en venta porque después de ocho años es "insostenible". Son casos que afectan, según explican, además vecinos de la céntrica calle de la ciudad.
La figura de un silenciador
Los establecimientos de la calle Pujol consultados han preferido, de momento, no hacer declaraciones puesto que no quieren entrar en una discusión y si intentar buscar soluciones. El que sí han confirmado es que tienen todas las licencias en regla y añaden, en el caso del Arcadia, que precisamente desde este el pasado sábado estrenaron una figura, la del silenciador. Una persona que vigila que los clientes que van fuera a fumar no hagan rebombori.