Mayra Rodrigo es una mataronina de 38 años que este verano decidió romper con la rutina e iniciar una nueva aventura en Australia. El pasado 4 de julio marchó en busca de una experiencia personal, familiar y formativa a Brisbane, la tercera ciudad más grande de la isla, situada al nordeste del país. Allá vive acompañada de su marido, Raül, y de sus dos hijos de 8 y 5 años, la Morena y en Roc. "Surgió un intercambio de casas a Brisbane de larga duración, una manera muy enriquecedora de viajar, y decidimos salirlo adelante, puesto que ahora es una buena edad por los niños", explica. Allá la Mayra trae sus hijos a la escuela pública y ella aprovecha para estudiar inglés y hacer de voluntaria en un instituto. Además, este 3 de septiembre tienen una cita muy importante. En Raül hace 40 años y seguro que todos juntos lo celebran de una manera muy especial a pesar de estar lejos de casa.
Cómo es tu día a día?
Nos levantamos a las 7.30h y, después de almorzar, en Roc y la Morena van a una escuela pública. Tienen que ir con uniforme y gorra, que es obligatoria en todas las escuelas porque el solo es muy potente. Allá hacen jornada intensiva y tienen dos "breaks" para almorzar y para comer al aire libre la fiambrera que traen de casa. Mientras tanto nosotros aprovechamos para estudiar. En Raül hace un posgrado de comercio internacional a la universidad y yo estudio inglés y haya de voluntaria en un instituto. Por la tarde aprovechamos la gran cantidad de actividades que hay en los parques y a las bibliotecas de la ciudad para conocer gente y hablar inglés. Y, durante el fin de semana, nos dedicamos a descubrir este sorpresivo país y sus costumbres.
Qué te ha sorprendido más?
Sobre todo la pulcritud de la ciudad, la tranquilidad que se respira, la seguridad y el respeto que hay por el entorno. A pesar de que Brisbane es una gran ciudad, con una población de 2 millones de habitantes, el ambiente es de pueblo. La principal diferencia que he notado respecto a Mataró es la diversidad de la población. Al ser un país relativamente nuevo, hay mucha multiculturalidad. En la clase de en Roc, por ejemplo, hay niños nacidos en Australia pero de padres italianos, sudafricanos, de Bosnia, Malasia, América, etc.
Alguna anécdota?
Todo el mundo a quien decimos que somos de Cataluña nos dicen que los encanta. Incluso conocimos una familia que el hombre nos explicó que había viajado por medio mundo y que Barcelona había sido la única ciudad que lo había hecho llorar cuando marchó. Decía que los catalanes somos especiales.
Cómo está siendo la experiencia?
Traemos sólo dos meses pero todo el que hemos vivido y aprendido durante este tiempo es brutal. Lo recomiendo al 100%. Además, afortunadamente nos hemos adaptado muy bien. Es una de los muchos miedos que teníamos, sobre todo por los niños y el idioma, pero ahora estamos totalmente adaptados y con amistades y recuerdos que difícilmente olvidaremos.
Además de la familia y los amigos, que echas de menos?
Ummm... la comida! A pesar de que aquí hay de todo, no es el mismo. Sobre todo echo de menos un buen fuet de can Rodrigo-Niubó (aquí el fuet no existe), el fricandó con piña de la madre, el pan con tomate mojado por las dos caras y con jamón ibérico de mi padre y la tortilla de patatas de la suegra.
A pesar de la distancia, estás conectada a la actualidad de Mataró?
Sí, y tanto! Este julio no nos perdimos ni un detalle de Las Santas. Incluso vimos los fuegos en directo gracias al Skype, nosotros nos acabábamos de quitar.
Piensas volver a Mataró?
Tenemos fecha de vuelta ya cerrada. Vivir en Australia durante este tiempo será una experiencia que nos quedará grabada a todos por siempre jamás, pero queremos volver a Mataró. Allá tenemos unos amigos brutales, una gran familia, la casa, un trabajo que nos gusta, la playa y unos gigantes maravillosos.