El Departamento de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación estima que cada hogar desperdició una media de 63,61 kg de comida durante 2024. Es el resultado del primer estudio que analiza los alimentos desechados únicamente en el ámbito doméstico —informes anteriores incluían el desperdicio de restaurantes y comercios—. Según los cálculos hechos públicos este lunes, la comida desperdiciada permitiría alimentar a 274.948 personas durante todo un año. El consejero Òscar Ordeig ha hecho un llamamiento a “sacudir la conciencia” de los consumidores para “romper esquemas culturales”, de modo que la compra se ajuste realmente a lo que se prevé consumir. Ordeig ha recalcado que detrás del desperdicio hay un impacto social, pero también medioambiental.
Los informes sobre desperdicio alimentario que la Generalitat había realizado hasta ahora se basaban en la comida desaprovechada en hogares, restaurantes, tiendas, mercados, catering y el sector público. Los últimos datos procedían de un informe elaborado por la Agencia Catalana de Residuos en 2011. Ahora, por primera vez, el Departamento de Agricultura ha analizado únicamente el desperdicio alimentario a través de los restos de basura orgánica de más de medio millar de hogares.
Los resultados hechos públicos este lunes apuntan que cada persona tira anualmente en casa unos 21,56 kilos de comida. Con una media de tres habitantes por hogar, se estima que cada familia llega a desperdiciar 63,61 kilos al año. La cifra global de toda la comida desechada en los domicilios de toda Cataluña asciende a 173.960 toneladas.
El consejero ha advertido que esta cantidad permitiría alimentar durante todo un año a 274.948 personas, lo que cubriría las necesidades del 14% de la población catalana en riesgo de pobreza. Si bien no se han hecho públicas nuevas cifras de desperdicio en restaurantes y tiendas, ha asegurado que los hogares son el ámbito donde más comida se desperdicia.
“Tenemos mucho trabajo por hacer en sostenibilidad alimentaria y ambiental, porque no debemos olvidar que cada kilo de comida desperdiciado ha requerido previamente un gran consumo de agua y energía, que no tiene sentido desaprovechar”, ha señalado Ordeig. También ha recordado que el Departamento está trabajando en un Plan Estratégico para la prevención de pérdidas y desperdicio alimentario, con previsión de presentarlo en el plazo de un año.
Al mismo tiempo, ha señalado que el Gobierno está redactando el reglamento para desarrollar la ley de prevención de pérdidas y desperdicio alimentario, “donde se apuesta por la creación de circuitos cortos de comercialización, por dar una segunda vida a los alimentos no consumidos y por la colaboración de todos los agentes del sector alimentario para reducir el desperdicio de comida”. “El objetivo es alcanzar el desperdicio cero, la economía circular y la sostenibilidad en toda la cadena”, ha resumido.[banner-AMP_5]