El Maresme ya no es solo “la costa tranquila” al lado de Barcelona. Según datos de Barnes Maresme, una de las inmobiliarias de lujo más influyentes del sector, la comarca se ha convertido en un polo de atracción para grandes fortunas europeas, inversores internacionales y viajeros de alto poder adquisitivo que buscan entornos naturales, arquitectura de autor y una calidad de vida difícil de replicar en otros destinos mediterráneos. "Situado a solo 25 minutos de Barcelona, el Maresme combina pueblos con encanto como Alella, Cabrils, Sant Vicenç de Montalt o Llavaneres, viñedos DO Alella, clubes náuticos de primer nivel y una gastronomía que suma restaurantes con estrella Michelin. Esta fórmula, que une paisaje, exclusividad y cultura, está redefiniendo el perfil de visitantes e inversores", dice la inmobiliaria..
Desde Barnes lo resumen con claridad: “El Maresme se ha convertido en la síntesis perfecta entre sofisticación y autenticidad. Aquí el lujo no es exceso: es espacio, luz, mar, privacidad y tiempo para uno mismo”, explican fuentes de la inmobiliaria. El atractivo también se ha visto impulsado por la aparición de hoteles boutique, masías reconvertidas en alojamientos de diseño y recorridos entre bosques, colinas y acantilados que dan forma a un paisaje ideal para el turismo de lujo tranquilo, una de las tendencias más fuertes del sector.
El interés de las grandes fortunas crece de manera sostenida
Barnes Maresme confirma que 2025 ha sido un año de efervescencia inmobiliaria. Los datos son elocuentes:
- Las transacciones de viviendas premium han crecido un 15%, especialmente en propiedades singulares.
- El precio del segmento de lujo oscila entre 4.000 y 7.000 €/m², un valor muy competitivo en comparación con Barcelona, la Costa Brava o la Costa Azul francesa.
- Se ha intensificado la demanda de villas frente al mar, masías con viñedos, casas de autor y propiedades con acceso directo a caminos de ronda o calas poco frecuentadas.
- Los principales compradores provienen de Francia, Suiza, Países Bajos y Barcelona ciudad.
Según Barnes, esta tendencia responde a un cambio de paradigma: “Las grandes fortunas buscan estabilidad, privacidad y entornos naturales bien preservados. El Maresme es hoy uno de los pocos territorios mediterráneos que combina estos tres factores con una conexión rápida con una gran capital europea como Barcelona”, aseguran. El aumento del interés inmobiliario se refleja también en la llegada de turistas de alto nivel, nómadas digitales y familias europeas que eligen el Maresme por su gastronomía, su oferta náutica en expansión y su clima mediterráneo durante todo el año.
La renovación del puerto de Sant Andreu de Llavaneres, que avanza hacia convertirse en uno de los centros náuticos más atractivos del litoral catalán, actúa como motor de este perfil turístico. Según Barnes, esta transformación ha reforzado la etiqueta del Maresme como destino lifestyle, orientado al deporte, el mar y las experiencias personalizadas.
Un futuro que apunta hacia la excelencia
Con una arquitectura contemporánea que convive con masías del siglo XVIII, bodegas históricas, rutas en e-bike y calas silenciosas, el Maresme está redefiniendo su posicionamiento en el mapa mediterráneo. Desde Barnes concluyen:
“El Maresme ya no es la costa de paso: es un destino de valor, estabilidad y belleza duradera. Un lugar donde invertir y vivir con una calidad excepcional.” Con una demanda creciente, una oferta cada vez más singular y una proyección internacional consolidada, el Maresme se perfila como el nuevo epicentro mediterráneo del lujo calmado, tanto para los inversores como para el turismo de alto nivel.
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