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La hermana y la madre de Piedad, con un retrato de la desaparecida. Foto: R. Gallofré

Redacció

El Supremo confirma los 15 años de prisión para el asesino de la mataronina Piedad Moya

El tribunal argumenta que hay indicios "agobiantes" de su culpabilidad y que no hace falta que haya aparecido el cuerpo para condenarlo

El Tribunal Supremo ha confirmado la condena a quince años de prisión para Mohamed T., el vecino de Mataró que el 4 de abril del 2014 mató e hizo desaparecer el cuerpo de Piedad Moya, de quien se acababa de separar. Cuatro años después, el cadáver todavía no ha aparecido y el hombre recurrió a la condena impuesta por la Audiencia de Barcelona, primero, y después al Tribunal Superior de Justicia. Ahora es el Supremo quién arrecia las decisiones anteriores argumentando que hay indicios "agobiantes" de su culpabilidad y que no hace falta que haya aparecido el cuerpo para condenarlo, tal como sostenía la defensa.

"En nuestro ordenamiento jurídico no es imprescindible para la condena por un delito de homicidio que haya aparecido el cadáver", apunta la sentencia del Supremo, que añade que tampoco son esenciales los testigos presenciales o las pruebas biológicas. El tribunal considera que el jurado va llegado a una conclusión "plenamente razonable" atendiendo los "agobiantes" indicios del caso contra el acusado.

La sentencia remarca que no hay nada que pueda justificar la desaparición de la víctima ni ninguna otra persona a quien se le pueda atribuir el crimen

"El acusado tuvo la ocasión y el móvil para matar Piedad Moya y deshacerse del cadáver", apunta la sentencia, que remarca que no hay nada que pueda justificar la desaparición de la víctima ni ninguna otra persona a quien se le pueda atribuir el crimen. Tampoco tiene explicación, dice, que el acusado esté localizado en una zona montañosa durante toda la noche si no es para esconder el cuerpo.

Por otro lado, el tribunal también considera probado que la pareja de Piedad en aquel momento no podía estar en España en aquella fecha, porque estaba cumpliendo condena en Francia en régimen de semillibertat, y tenía que dormir en la prisión.