El caso de la niña de 13 años que apareció muerta domingo por la noche a casa suya en el barrio de Cerdanyola, con signos de violencia, sigue bajo secreto de sumario. Oficialmente no se comunica ninguna novedad del caso, que sigue pleno de incógnitas. Pero, según fuentes cercanas a la investigación, la autopsia practicada al cuerpo de la niña ha revelado que la víctima murió asesinada. Se descarta, por lo tanto, la tesis del suicidi, que había tomado bastante ayer por la mañana. En una declaración institucional este martes por la mañana, el alcalde David Boto ha afirmado que los Mozos le habían confirmado que se trata de un homicidio.
La chica murió debido a una herida de arma blanca al cuello. Así la encontraron, tirón en la cama de casa suya, unos amigos de la familia que fueron el pasado domingo por la noche al piso donde residía con su madre y su hermano grande. Lo hicieron después de que la madre, de viaje en Rusia (país de origen de la familia), los alertara que la chica hacía horas que no daba señales de vida. En la habitación de la niña, situada en un apartamento del cuarto piso de la calle Burriac 83, encontraron la niña muerta, rodeada de todo de manchas de sangre y los cajones y la ropa revueltos, en un gran desorden. Para acceder al hogar, los amigos de la familia, también de origen ruso y provenientes de Calella, tuvieron que hacerlo desde la galería de un piso adyacente.
De cara a reconstruir qué pudo pasar durante el fin de semana, hay una pieza clave: el hermano de la víctima, que sigue desaparecido
De cara a reconstruir qué pudo pasar durante el fin de semana, hay una pieza clave: el hermano de la víctima. El chico, de 16 años, sigue desaparecido. Los vecinos hace días que no lo ven y los Mozos lo buscan para poder interrogarlo y entender qué o quien causó la muerte de la niña. Según los vecinos del bloque, la madre había marchado a Rusia el pasado viernes. El Periódico recoge el testigo de residentes del edificio que apuntan a una discusión entre madre e hijo el mismo viernes, así como una serie de golpes que sintieron de madrugada de sábado, cuando los dos hermanos ya estaban sólo a casa.
Los mismos testigos señalan que era habitual que los dos adolescentes se quedaran sólo en casa mientras la madre, psicóloga, era de viaje. Fuentes cercanas a la familia apuntan que la mujer, de nombre Olga, es una terapeuta que se dedica principalmente a aconsejar y tratar a parejas que no pueden tener hijos. Cuenta con varios libros publicados sobre la materia así como una agenda repleta de actividades y seminarios dedicados también a este ámbito. Olga está separada de su marido y padre de la víctima, que actualmente vive en Rusia. El perfil autobiográfico en la página web del consultorio psicológico que ella dirige apunta que la mujer tiene un total de cinco hijos, a pesar de que según parece residía tan sólo con dos de ellos en Mataró: la víctima y el hermano desaparecido. Los vecinos afirman que la madre y los dos adolescentes vivían al piso de la calle Burriac desde hace poco menos de un año. También añaden que el chico y la niña, escolarizados a un instituto de la zona, no hablaban bien ni el catalán ni el castellano.
Los vecinos apuntan que era habitual que los dos adolescentes se quedaran sólo en casa mientras la madre, psicóloga, era de viaje por trabajo
Están al cargo del caso los agentes del área de Investigación Criminal de la Región Policial metropolitana Norte de los Mossos d'Esquadra, bajo la instrucción del enjuiciado número 3 de Mataró que lo mantiene bajo secreto de sumario. A pesar del secretismo bajo el cual se mantiene la investigación, durante la mañana de lunes va trascendir que los forenses se inclinarían por la opción del suicidi como causa más probable de la muerte, pero otras fuentes apuntaron que las heridas que había sufrido la niña serían incompatibles con este planteamiento. Algo que la autopsia habría acabado de verificar, y que comporta que la policía investigue el caso como un crimen. [banner-AMP_5]