La parió y la sintió llorar, pero nunca llegó a tocarla ni a verla. Tampoco la pudo enterrar porque no tuvo acceso a los supuesto cadáver ni a los informes médicos que certificaban su muerte. La mataronina Anna Páez tuvo una hija en el Hospital del Valle de Hebrón en 1981, y salió del hospital con la única explicación que su hija había muerto. Cree firmemente que su hija fue robada. Se sospecha que en Cataluña ha habido miles de casos de bebés desaparecidos en hospitales durante el franquismo y hasta muy entrada la década de los años noventa, y según datos de la asociación SOS Bebés Robados, actualmente hay 296 denuncias presentadas, de las cuales, Fiscalía sólo investiga 8.
Anna empezó a sospechar que su hija quizás no era muerta en 1982, con la publicación de un caso a la revista Interviu. Había perdido su hija un año antes. "Siempre tenía la duda, si tienes una criatura y la voces nacer y morir, no hay margen, pero si no te la dejan ver y no tienes los suyo cadáver? Me dijeron que se había muerto pero que era mejor que no viéramos el cuerpo. Estábamos tan aturdidos entonces que aceptamos", rememora Anna. Ella no hizo el luto, y asegura que siempre ha tenido claro que su hija es viva. Remarca que el patrón de los testigos en todo el Estado es el mismo: "Buscas papeles y no te dan, los bebés no están registrados en ninguna parte, ni tú tampoco, y tampoco en los cementerios, y además, muchas de las madres quedan muy aturdidas y han recibido transfusiones de sangre. Todo ello demasiadas coincidencias, y además, que quede claro que no éramos ni solteras, ni prostitutas ni drogadictas, cono quisieron hacer creer".
Los suyo caso coincide con patrones de otros muchos: no hay registros médicos, no se permite ver el cadáver, la madre está aturdida y ha recibido transfussions de sangre
"Nuestro gran problema es que nuestros hijos seguramente no saben que sus padres no son biológicos, muchos nunca sabrán que pueden ser bebés robados, o incluso teóricamente adoptados, y por lo tanto, no se harán pruebas de ADN ni nos buscarán", añade Anna, secretaria de la Asociación SOS Bebés Robados y madre que busca su hija nacida el 1981 en el Valle de Hebrón. Deja muy claro que "en ningún caso implicamos todos los médicos y enfermeras de aquella época, fueron unos cuántos, que si con el Franquismo hacían limpieza genética, con la democracia decidieron hacer negocio ayudando a monjas implicadas vendiendo venían las criaturas".
Sólo 8 casos reabiertos por la Fiscalía
De las casi 300 denuncias en Cataluña, sólo ocho casos se han reabierto para investigarse. Uno de ellos es el del Adelina Ruiz, presidenta de la asociación SOS Bebés Robados. Hace seis años "empezaron a salir luces casos de bebés robts y esto te hacía darte cuenta que no eres loca", explica Ruiz, que recalca por qué su caso es de los pocos que se ha reabierto en Cataluña. "Hace poco conseguí un documento donde consta mi entrada y salida del hospital. Y suerte de esto, es la prueba que no me lo inventaba y ha servido para reabrir mi caso, porque tengo un número de historial y la sorpresa es que aparecía otra madre, por lo tanto, la documentación había sido manipulada",explica. Ha tenido más suerte que otras madres, que no tienen ni un solo documento y la Fiscalía no tiene base para trabajar: "Muchas criaturas no aparecen en ningún registro, ni de vivos ni de muertos, tampoco a los cementerios, y los médicos y enfermeras que las trataron, o están muertos o no se conocen", lamenta la presidenta de SOS Bebés Robados.
A diferencia de la Adelina, el caso de Anna no está siendo investigado. Hace 11 años preguntó por su hija a Cementerios, y le dijeron que "no estaba, que los echaban en fosas comunes", recuerda Anna, que quedó muy tocada. Pero el 2010, con el boom de casos hechos públicos, continuó investigando, sin éxito: "La mayoría de papeles están quemados o destruidos, y ya no puedes denunciar el hospital porque el delito ha prescrito, sólo puedes continuar por el hecho que la desaparición de un niño, hasta que no aparezca es un crimen de lesa humanidad", explica Anna.[banner-AMP_5]