'Encara hi ha algú al bosc' es la obra que se podrá ver el viernes 18 a partir de las 20h en el Teatro Monumental de Mataró. Un montaje dirigido por Joan Arqué Solà que es sólo una parte de un gran proyecto (obra de teatro, documental e instalación fotográfica) del equipo de Cultura y Conflicto. Un minucioso trabajo de investigación y de creación escénica a partir de varios viajes a Bosnia y Herzegovina para dar voz a las mujeres víctimas de este conflicto, ya los hijos e hijas nacidos de las violaciones que sufrieron.
Viernes 18, a las 20h en el Teatre Monumental (la Riera, 169). Entradas agotadas
Este otoño ha hecho 25 años que terminó la guerra de Bosnia-Herzegovina, en el corazón de Europa. Un conflicto que enfrentó, de 1992 a 1995, bosnios de origen serbio, croata y musulmán. Mientras en Cataluña celebrábamos los Juegos Olímpicos, entre 25.000 y 50.000 mujeres, niñas y hombres fueron víctimas de violación como estrategia de limpieza étnica. Las supervivientes y los hijos / as nacidos de las violaciones, denuncian 25 años después, el silencio y el estigma con el que han tenido que convivir y nos muestran su lucha incansable por que se haga justicia.
Este triple trabajo permite explicar con diferentes lenguajes y para diferentes públicos un capítulo aún no cerrado de la historia de Europa: la impunidad, el silencio, el cuerpo de la mujer como territorio de conquista, y la mirada de una nueva generación que trata de cerrar heridas y construir una sociedad igualitaria.
El montaje teatral 'Encara hi ha algú al bosc' es una producción del Teatro de la Aurora y Cultura y Conflicto. Una obra escrita por Anna Maria Ricart, dirigidos por Joan Arqué y protagonizada por Ariadna Gil, Montse Esteve, Judit Farrés, Magda Puig, Oscar Muñoz, Pep Pascual y Erol iles. Un texto comprometido que habla sobre las mujeres que sobrevivieron las violaciones sistemáticas durante la guerra en Bosnia-Herzegovina y sobre los hijos e hijas nacidos de los embarazos forzados, que ahora tienen apenas 25 años. El montaje teatral evoca también la Barcelona Olímpica del momento y la contradicción vivir la euforia de los años 90 mientras a sólo dos horas de avión se producía un genocidio ante las cámaras de la televisión.
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