
España empezó bien y su dominio inicial se tradujo en el primer gol del partido. Ona Batlle fue fuente constante de ventajas en la banda derecha. Su profundidad ofensiva desembocó en el primero de la final. La lateral del Maresme ganó línea de fondo y Caldentey, de cabeza, remató perfectamente su buen centro. Era el minuto 25.
Ya en la segunda parte, España se encalló e Inglaterra, que hasta entonces había aguantado el temporal, empezó a encontrarse mejores condiciones. Sarina Wiegman, que ha ganado las últimas tres Eurocopas (el 2017 con la selección propia, Países Bajos, y las dos últimas con Inglaterra), leyó mejor el partido que la entrenadora española, Montse Tomé. Además, los cambios de Wiegman hicieron efecto. Chloe Kelly, en el 57', hizo el centro que Alessia Russo, también de cabeza, enviaba al fondo de la red para empatar la final (1-1).
No hubieron más goles, ni durante los 90 minutos, ni en el añadido, ni en la prórroga. España e Inglaterra estaban condenadas a jugarse el título en la tanda de penaltis. Cata Coll empezó parando el chut de Beth Mead, que lo tuvo que repetir porque en primera instancia había marcado resbalando y tocando la pelota, sin querer, con ambos pies.
Patri Guijarro convirtió el primero del conjunto de Tomé pero, a partir de aquí, drama para las españolas. Caldentey y Bonmatí fallaron. Williamson perdonó y España recuperaba la esperanza, pero Paralluelo chutó fuera. Chloe Kelly marcó el definitivo e Inglaterra era campeona de Europa. Kelly, que ya había sido decisiva durante el partido entrando desde el banquillo y haciendo el centro del empate, selló la final como ya lo hizo en la última Eurocopa. Entonces, en la final de Wembley, la jugadora inglesa hizo el gol decisivo en la prórroga ante Alemania. La futbolista del Arsenal también ha ganado la Champions esta temporada, superando en la final a muchas de las rivales que tuvo en Basilea y que juegan en el Barça. La primera Eurocopa de España tendrá que esperar.
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