El Juventud Balonmano Mataró sufrió una derrota dolorosa y contra pronóstico ante el Santo Quirze. Los amarillo y negros visitaban este fin de semana el penúltimo clasificado, un equipo que como el Banyoles está lejos del nivel medio de la Primera Estatal. Pero los mataronins fueron incapaces de poner hilo a la aguja en el que tenía que ser un puro trámite, y la derrota por 27-25 es especialmente dura por varios motivos. Un triunfo habría situado los mataronins en séptimo lugar empatados con el quinto clasificado. Una victoria, además, daría almohada de tranquilo•litat de cara al Tourmalet que le espera en las cercanas tres jornadas: La Roca, Granollers y Santo Martí Adrianenc.
El partido estuvo marcado por el desacierto defensivo del conjunto amarillo y negro, que no fue capaz de jugar cómodo ante un rival claramente inferior. El equipo estuvo errático en ataque, pero dónde realmente se puso dentro del partido el Santo Quirze fue ante los problemas defensivos de los mataronins, que quizás salieron demasiado confiados, lamentan desde el cuerpo técnico del conjunto. Finalmente, la derrota mantiene los mataronins novenos con cuatro puntos por encima del descenso que ocupa, precisamente, el Santo Quirze.
Jordi Labrús, segundo entrenador del Juventud, valora así este 2014 y el que está para venir: "Hemos empezado bien el año con dos victorias, una de ellas fuera de casa que es especialmente importante para ganar moral, pero este fin de semana hemos sufrido una derrota no prevista justo a la antesala de tres rivales muy complicados. Tenemos la suerte, eso sí, que al menos dos de estos tres cercanos partidos estarán en casa, donde tenemos que hacernos fuertes".
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