Aida Soriano Fiérrez

El fútbol base amarillo-y-negro tambalea (II)

Jordi Pino marcha del CE Mataró
Finalmente, el 19 de enero, Jordi Pino y Albert Garcia dejarían sus cargos como entrenadores del juvenil A. "Era la fecha marcada por Paco Cortés para abonar a los entrenadores la mensualidad de noviembre. No hay ningún movimiento y me saturan los engaños [...] Y el Miniestadi era un buen escaparate para destapar públicamente el malestar de los entrenadores del CE Mataró ante el no cumplimiento del pactado", relata Pino. Aquella misma noche, según lo ya ex-entrenador del juvenil A, Paco Cortés lo trucó "no para solucionar mi situación o la de los entrenadores, sino porque yo le solucionara a él el problema del partido del sábado, y después ya podía plegar".

Al partido contra el FC Barcelona acudirían los técnicos de la Cerdanyola, Luís García y Juan Barón, pero desde el club nadie sería capaz de orientarlos sobre los jugadores que tenían a su disposición, fruto del desconocimiento de los mismos. "Es un tema de dejadez completa de la directiva hacia el equipo", como explica Albert Garcia, ex-entrenador del juvenil A. Paco Cortés lo niega: "No, ni mucho menos. Seria echarme piedras sobre mi propio tejado, porque yo soy la persona que es responsable del fútbol base. Se han hecho las cosas cómo ha marcado el director deportivo". Aquel mismo fin de semana, Jordi Costa y Sergi Cazuela, entrenador y preparador físico del juvenil B, seguirían los pasos de Pino y Garcia. Joan Carles Cordero, el entrenador de porteros del club mataroní, también marcharía cuando a la Navidad se enterara que la entidad ya había contratado otra persona para hacer su trabajo.

En los desplazamientos del juvenil A ya no viaja ningún directivo con el equipo. En Lleida, los jugadores tuvieron que comer bocadillos fríos sentados al maletero del autocar porque se los tuvieron que llevar hechos desde Mataró. Contra el San Francisco, la convocatoria fue de 15 jugadores para que pudiera viajar todo el cuerpo técnico. En noviembre, los místers pidieron pelotas para entrenar (sólotenían seis) y el presidente amarillo-y-negro, Paco Gonzalo, los dijo que si querían cobrar, se preocuparan porque los jugadores pagaran el carné de socio (140 € cada uno, cantidad de la que se responsabilizó Jordi Pino al plegar).

Los juveniles se tienen que lavar la ropa de entrenamiento a casa. Y un día que llovía, cuando fueron a buscar impermeables para entrenar, se encontraron con una orden que vendía desde de alto de no facilitarlos protección por la lluvia. Estos son ejemplos descritos por Jordi Pino a capgròs.com de las condiciones de trabajo de un equipo, el juvenil A, que milita a la máxima categoría del fútbol juvenil: la División de Honor.

Jordi Pino, responsable a nivel deportivo fines hace unos meses de la base del CE Mataró, lo tiene claro: "Primero piensas que no puede ser, que estamos pasando por una mala época y que todo se acabará arreglando. Ahora veo que si no se actúa desde fuera el club va camino de la desaparición". Si la situación no hace un giro hacia mejor, el que es fuerza probable es que muchos de los que velan por las categorías inferiores, y que hasta ahora han sido aguantando porque se los gusta hacer el que hacen, entrenar, pueden seguir los pasos de Pino, Garcia, Costa, Cazuela y Cordero. Y 450 niños se quedarán sin hacer deporte.

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