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Aida Soriano Fiérrez

El juvenil amarillo-y-negro: causa y consecuencia del trabajo muy hecho

El conjunto dirigido por el tándem Barbany-Pino ha conseguido mantenerse a la División de Honor por segunda temporada consecutiva

Ante las adversidades, trabajo, trabajo y trabajo. Así se podría definir la filosofía del juvenil del Club Deportivo Mataró durante este curso. Hacia finales de julio, un grupo casi nuevo (sólo continuaban Villén y Sierra) empezaba su preparación con un gran reto por adelantado: competir dignamente a la División de Honor Juvenil (grupo III) y conseguir la permanencia. Y es que la notable campaña realizada el año anterior por un grupo de jugadores excepcionales era del conocimiento de los integrantes de la nueva plantilla: "Era una presión bastante grande porque el equipo este año era casi todo nuevo y era difícil, porque con el nivel que habían demostrado los del año pasado... Ha sido complicado, pero creo que cuando menos, no diré superado, pero sí los hemos igualado", afirma Ruben Castillo, uno de los pesos pesados del vestuario. El tándem formado por Pep Barbany y Jordi Pino, con la colaboración de Marta Bagán (fisioterapeuta), Ricardo Plaza (delegado) y Roberto Graia, encargado del material y de mimar los jugadores como sí de profesionales se tratara en cuestiones de equipació -trabajo reconocido por el capitán amarillo-y-negro, David Villén-, ha hecho posible que los números de la temporada (octavos con 35 puntos) fueran muy parecidos a los de la 2006-2007 (décimos con 38 puntos).
 
En el transcurso del campeonato, Jaume, Achille, Vila, Jordi, Óscar y "Cata" marcharon lejos del Municipal Carles Padrós en busca de minutos. Porque si bien es cierto que muchos de los integrantes del equipo ya se conocían de haber coincidido en otros clubes, al mes de noviembre los resultados (1 victoria, 4 empates, 4 derrotas) y la exigencia de la liga propiciarían la llegada de refuerzos: David Rodríguez "Rodri", Cristian García, Rubén Martínez "Peco", Walter y Revenaque. El primero de ellos debutaría marcando y a pesar de perderse cinco encuentros por sanción, se acabaría proclamando máximo goleador del equipo con siete dianas. "Vine a esto, a poder jugar, a hacer el que se me da bien que es meter goles, a ayudar a que se salvara el equipo, y creo que he hecho bien el que vendía a hacer", reconoce Rodri, seguido en uno y dos goles, respectivamente, de Pérez y Tudi (quién condujo el grupo hacia el triunfo en partidos importantes como Ferriolenc y Lleida). El pitxitxi, pero, tiene claro con qué de sus obras se queda: "Con el que le metí en el Europa a los 39 según, porque fue clave, creo yo, acababa de empezar el partido y siempre es más difícil". El último encuentro de la primera vuelta, pero, sería el preludio de un segundo tramo de campeonato definitivo en la consecución de la permanencia (con 7 victorias y 8 derrotas). Castillo se queda con este partido contra el Ferriolenc: "Una remontada aquí en casa en la que a la media parte íbamos perdiendo y lo sacamos adelante". Villén, pero, la personificación del trabajo y del esfuerzo de este conjunto, pues ha llegado a jugar con una fisura en un dedo de su pie, apunta al último disputado como locales, posiblemente el más vistoso de la campaña en en cuanto a juego, contra La Salle: "Jugué bien y fue el de la permanencia". Una consecución que dejaba atrás muchas horas de trabajo, pero también mucho tiempo perdido en desplazamientos en las Islas Baleares y en Aragón, viajando a horas poco propicias para rendir al nivel oportuno en la máxima categoría estatal del fútbol juvenil.
 
Todo y las adversidades, el juvenil amarillo-y-negro ha estado a la altura, remando todos juntos como un verdadero equipo bajo la dirección de un cuerpo técnico muy competitivo. "El grupo que han hecho, aparte de bonos jugadores, las personas nos hemos adaptado todos bueno. La manera de entrenar es buena, el trabajo que hacen es positiva, y los dos se entienden muy bien y saben. El que no tiene uno, lo tiene el otro", explica Jordi Ribera. Él es uno de los pocos jugadores de segundo año de la plantilla, junto con Aitor, Peco (de primero) y Revenaque, y si no lo impide ninguna oferta mejor, el próximo año será uno de los pilares del nuevo juvenil. Aun así, Ribera habla en ternas realistas sobre el proyecto: "El objetivo sería la permanencia. Empezamos por aquí y después ya veríamos".
 
Fin de la etapa juvenil, incertidumbre a la vista
El futuro de los juveniles de primero y segundo año parece estable. Todo el contrario se los ocurre a los que finos hace un mes eran sus compañeros. Para los jugadores de tercer año (acaban la etapa juvenil) todo es una incógnita: Cristian Pujol, Serra, Antonio, Villén, Moreno (se recupera de una intervención), Zou, Saltor, Pau, Willy, Tudi, Castillo, Joan García (ha vuelto al Granollers), Vicente, Pérez (nuevamente a las filas del Vilassar de Mar), Rodri (con contrato con Barça, restará al club hasta que acabe la temporada del primer equipo), Cristian García y Walter (cedido por el club azulgrana, se recupera de una lesión), se encuentran en esta situación. El primer equipo amarillo-y-negro cuenta con ellos hasta final de la presente campaña y hasta entonces restarán a las órdenes de Jaume Creixell. De cara al año próximo, Villén, como el resto de sus compañeros, confiesa: "Espero jugar. Dónde? No lo sé". En la mano del CE Mataró está confiar de verdad y con todas las consecuencias en estos chicos o convertir en papel mojado las prometidas hechas y, un año más, dejar pasar de largo el talento de los jugadores del fútbol base.

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