Toni Roy, director deportivo y seleccionador español d’escalada
Toni Roy, director deportivo y seleccionador español d’escalada

Xavier Amat

Ensartándose por las paredes

El Maresme, a pesar de no contar# con grandes vías donde llevarla a cabo, tiene un buen número de aficionados a la escalada

La Agrupación Científico-Excursionista de Mataró ha organizado este pasado septiembre el que ha sido el 43è curso de escalada en roca de su historia, en Arenys de Munt se acaba de abrir uno de los rocódromos más grandes del país, y el seleccionador español de escalada es un mataroní, Toni Roy, que cogió el relevo al también mataroní Toti Valés. Son sólo algunos casos que ejemplifican el seguimiento que este deporte tiene actualmente y desde hace años en la comarca del Maresme. Una comarca que, por sus características geológicas, no tiene unos lugares naturales extraordinarios donde practicar la escalada, pero los que hay se encuentran muy condicionados y son ideales para iniciarse. Es este el caso de la zona denominada Las Banyadores, en Cabrera de Mar, al lado mismo del castillo de Burriac, o a Cèllecs, escuela por excelencia del Maresme, que se caracteriza por un magnífico granito y bloques de poca altura.

El primero que aconsejan los expertos a una persona que quiera empezar a escalar es que haga un curso para aprender los fundamentos. "No considero que sea una actividad especialmente peligrosa, pero hay que tener unos conocimientos, e ir con unos amigos sólo porque yahan ido otras veces sin pasar antes por una formación es desaconsejable", señala Miquel Sala, que ha impartido el curso de este año de la Agrupación. Este veterano de la escalada hace más de cuatro décadas que la practica. "Es una actividad gratificante a nivel personal, y mientras la pueda seguir haciendo, la haré. No hay límites de edad si se está preparado físicamente, tampoco para empezar a aprender", explica recordando que a los cursos que ha dado ha tomado parte gente de edades muy diversas. Una alumna de este año ha sido Begoña Echeverría, que ya había hecho algo de escalada durante la adolescencia, y que ahora, a los 40 años, se ha vuelto a sentir atraída por la montaña. "Me encanta la actividad al aire libre, practico también la natación y el ciclismo. Pero pienso que en la escalada se establecen unos vínculos personales, una relación de confianza, con la persona con la que haces pareja que no he encontrado en ninguno otro deporte, al fin y al cabo tu seguridad se encuentra en sus manos", dice, para a continuación añadir que "si se siguen los pasos que se tienen que seguir, esta actividad es más segura que, por ejemplo, ir en moto". Escuchándola, pocas dudas quedan que, una vez acabado el curso, Echeverría seguirá yendo a escalar. "Cada montaña y cada roca es una historia, cada una te habla de una manera diferente para decirte por donde tienes que ir, es un contacto muy intenso con la Natura", considera.

Los rocódromos, el mejor lugar para practicar
A pesar de que este contacto con la Natura es una de las grandes atracciones para muchos de los que hacen escalada, está claro que no siempre se dispone del tiempo para ir hasta un lugar donde se pueda escalar, o el clima en ocasiones no acompaña. En este sentido, los rocódromos pueden ser una buena alternativa para sacarse el "mono", pero no sólo esto. Miquel Sala lo tiene claro: "Los rocódromos son la mejor instalación para entrenar y mejorar la escalada". Hace pocas semanas que abrió en Arenys de Munt el que es uno de los rocódromos más grandes del país, sala Golem, con 500 m2 bajo cubierto, y dónde también se puede probar la llamada 'boulder', la escalada sin cuerda. Josep Comas, copropietario, explica que hace poco más de un año abrieron en el parque Jalpi Aventura, justo al lado, "un pequeño rocódromo, y el éxito que ha tenido nos ha sorprendido tanto que nos hemos tirado a emprender este nuevo proyecto, sala Golem, dondehacemos cursos con monitores titulados y contamos también con una sala de fitness y una zona lúdica".

Cataluña, paraíso mundial
También ha hecho de la escalada una pasión Toni Roy, hasta el punto que actualmente es director deportivo y seleccionador español de escalada, una selección que no para de acumular títulos. "No empecé mucho joven, y el primero que me enganchó seguramente no fue tanto la escalada en sí como la parte social, el hecho de marchar el fin de semana con los amigos, dormir en refugios, y en definitiva la camaradería que se respiraba y vivir unos valores que son difíciles de encontrar en el día a día", afirma. A pesar de no poder vivir de este deporte – "tenemos algunos patrocinadores, pero que acostumbran a darnos material, no dinero" – intenta ir a escalar cada semana entre uno y tres días: "A los que nos gusta la escalada deportiva tenemos mucha suerte de vivir aquí, porque Cataluñaes el paraíso mundial, con gran cantidad de lugares, como las montañas de Montserrat, Prades o Siurana, calidad de roca y un clima muy idóneo. Mucha gente extranjera viene aquí expresamente a escalar".


 

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