Me llamo Franco Pallarès López y soy de Mataró. Actualmente, y durante los pasados 8 meses, vivo por el sur este asiático. Soy un nómada de estos tiempos y viajo con una mochila a las espaldas que es mi casa y con una mochila al pecho que es mi puesto de trabajo. Durante mi día a día documento mi viaje y mis experiencias con fotografías y escritos que publico en mi web outteresting.com. Soy mi mecenas, mi jefe, mi crítico y el mío hacen.
De pequeño siempre había querido ser arquitecto, pero también era cotilla por naturaleza y me encantaba remover cajones. Estudié en Barcelona y a Helsinki, empecé a trabajar antes de acabar los estudios y durante los pasados 4 años tuve un estudio propio con mis socios en la Plaza Real de Barcelona. Pero el caso es que a pesar de estar más que satisfecho con mi vida y carrera profesional, seguía siendo cotilla. Después de haber probado un par a veces viajar solo por la China no me podía sacar la idea de la cabeza de hacer un viaje sin agenda, ni planes, ni billete de vuelta. Un auténtico salto al vacío donde cada decisión dependiera sólo de mí, para bien y para mal. Flexibilidad absoluta e improvisación total. Así que un buen día sencillamente tuve que aceptar el hecho que tenía el hacia otra banda y esta otra banda se decía Asia.
Desde que empezó la aventura en Myanmar en octubre pasado siempre tuve la sensación que en realidad, todo y las diferencias evidentes, realmente somos muy parecidas. Si bien es cierto que al sur este asiático se toman la vida con mucha más calma y sobre todo sonríen mucho más. Es una sensación muy agradable, capaz de convertir cualquier día gris en un mucho buen día y estoy seguro que cuando vuelva se me hará extraño no hacerlo.
Por otro lado, a pesar de que me encanta toda esta parte del mundo, siempre acabas echando de menos las pequeñas cosas de casa. Las playas de Tailandia son espatarrants, pero yo siempre he sido uno hacen del Callao. La comida se buenísimo y a buen precio, pero mis "porres" con chocolate en la plaza santa Anna, las horchatas a la riera y los cafés y los granizats en la plaza del pescado no me los hace olvidar nadie. Y está claro, también está la gente. La mitad de un viaje son los lugares y los paisajes que visitas, pero el otro es la nueva gente que vas encontrando. Siempre acaba apareciendo alguien totalmente inspirador que pone tus convicciones contra las cuerdas y te hace replantearte cosas. Pero no hay nada como un rato con los tuyos, la familia y los amigos de toda la vida, hablando de chismes y haciendo rieras a montón y abajo. Todo y la distancia, sigo la actualidad general de Mataró por los mis padres, mi hermano y mis amigos a través del Skype y está claro, el facebook, que es como plaza de Cuba los sábados por la mañana donde todo el mundo dice la suya sin acabar de tomar conciencia real de quien estaba al lado parando la oreja.
Ahora hará unos días, hablando con una amiga, le intentaba explicar porque me gustaba tanto viajar por zonas poco turísticas y usaba el ejemplo de Mataró. Mataró nunca será Barcelona y nuncapodrá competir, pero si eres un viajero que cerca por España y Cataluña y quieres aprender y entender un poco cómo es la realidad del país y la vida y el día a día de la gente, Mataró es un lugar perfecto. Libre de distracciones y de la necesidad de impresionar ni convencer a nadie, Mataró es ella misma y puede estarse de complejas o pones.
Este verano un amigo del Canadá aterrizó por las Santas y experimentó la Noche Loca, por primera vez y sin saber'n nada. Creo que todavía es hora que no acaba de entender el que pasó, y que todavía es hora que Mataró y aquella noche forman parte de su memoria vital más intensa. Y no tanto por la locura de todo, pero por la sensación que estaba formando parte de una cosa auténtica, que estaba formando parte no sólo de una fiesta, pero de una manera de ser, de vivir y de entender la vida.

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