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Jessica Pujol, estudiando de doctorado en Londres

Testigos de mataronins y maresmencs que viven en el extranjero

Me llamo Jessica Pujol Duran y vivo en Londres, donde actualmente curso un doctorado en Literatura Comparada a la University College de Londres. Trabajo dando clases de lengua a la misma universidad y dedico las tardes a cuidar un niño con autismo. Marché ahora hace cuatro años, en septiembre de 2007, a hacer un máster en Literatura y Cultura Contemporánea a la Sussex University de Brighton. Al acabar la carrera quería continuar formándome y aproveché que tenía un nivel de inglés bastante alto para acceder a estos tipos de estudios en Reino Unido.

En cuatro años tienes tiempos de adaptarte y empezar a hacer vida en el país de acogida, de hecho he encontrado muy buenos amigos, he aprendido a moverme por la ciudad y a comunicarme con la gente, cosa que si bien ha supuesto un gran esfuerzo ha valido la pena porque me ha brindado la oportunidad de conocer gente maravillosa que me han hecho sentir como casa y he vivido aventuras que serán difíciles de olvidar.

Cuando empecé el doctorado, un poco a resultas de la crisis del 2009, decidí de quedarme a vivir en Londres por unos cuántos años y seguir estudiante. A veces pienso que me gustaría volver pero hoy por hoy no me lo planteo, llega un momento que la decisión no está en mis manos sino en la aleatorietat de las circumstancies laborales y vitales que nos toca sufrir a la juventud de hoy. Supongo que la única manera de volver seria encontrando plaza en una universidad catalana, pero insisto, por cómo están las cosas, me parece que no pasará pronto.

Cuando llegué a Brighton contaba con la ventaja de haber vivido en Londres previamente, cuando tenía dieciocho años, y tenía una idea mes o menos definida del que me esperaba. Puedo pensar en los contrastes que sentí la primera vez queviví, básicamente los contrastes que sentiría cualquier persona de provincias en una metrópolis cómo es Londres, donde hay campo para correr, calles para perder el norte y líneas de metro que no se acaban nunca. Mucha gente, de todas las esquinas del mundo nos cruzamos cada día y nos asentamos de lado en un mismo vagón de metro sin saber muy bien donde mirar. La tolerancia es un valor que me sorprendió, la apertura de la gente hacia diferentes culturas y la convivencia entre ellos. Pero también me sorprendió (y todavía me sorprende) el contraste entre las clases sociales, más notable que no en España, sólo hay que recordar los disturbios de principios de agosto de este año, cuando se respiraba un aire postapocalíptic a la ciudad. De hecho este es un problema que los politics, y menos los Torys, no parece que tengan pensado resolver ni a corto ni a largo plazo.

Hay muchas cosas que me sorprenden de Londres, como el precio de los tomates! El precio del billete del metro! Los precios, en general. También la actividad cultural. He encontrado gente con gran bagaje: escritores, artistas y personajes inclasificables con ideas y proyectos de vanguardia que han influenciado notablemente en mi trabajo y me han dado confianza para vivir de la manera que he elegido. Una cosa especialmente sorpresiva es que una editorial inglesa, de Manchester, publicará de forma modesta mi primer libro de poesías en inglés el próximo enero.

El que más echo de menos de Mataró es la familia, los amigos, los bares y cafeterías, saludar a la gente por la calle y enterarme de los rumores de los vecinos. Intento estar el más conectada posible en el mundo en general. Leo la BBC y El Pais para hacerme una idea de las noticías inglesas y españolas, pero también sigo el Renacuajo en linea de vez en cuando; tengo que admitir que el Facebook es una herramienta que facilita la corriente de información. Por motivos familiares me interesa el deporte mataroní, sobre todo el baloncesto femenino que, según me informan, el equipo junior está haciendo un papel trencador por el club Mataró y, naturalmente, sigo las exposiciones y los acontecimientos culturales tanto como puedo. Los amigos y la familia me mantienen muy informada y bajo unas cuatro veces al año.

Me estimo mucho Mataró porque es mi ciudad y siempre lo será. No sé sivolveré a vivir pero esto no cambia que sea mi lugar, allá de donde vengo y allá donde vuelvo si quiero pasar buenos ratos con la familia y los amigos de siempre. Es una ciudad mediana que a muchos jóvenes se nos puede quedar pequeña, pero no podemos olvidar el trabajo que hacen muchos de ellos para darle vida, de hecho gracias a estos jóvenes tenemos una radio que funciona muy bien y una Casa de la Música siempre al acecho de encontrar buena música. Está claro que me gusta quejarme y me gustaría que el Ayuntamiento depositara más esfuerzos al promover la música; invirtiera en pabellones y en instal•lacions deportivas y que las asociaciones culturales recibieran más subvenciones, estas cosas son las que hacen que Mataró sea una ciudad competitiva e interesante. Por otro lado, creo que es un buen lugar donde vivir, una ciudad tranquilo•la y muy equipada; me siento muy afortunada de haber nacido, todo el mundo quien marcha seda cuenta pronto de que somos unos privilegiados.

Los ingleses a el•lucinen con las Santas,he traído unos cuántos a vivir las fiestas y hace gracia como se explican entre ellos el hecho de que contamos hasta 15 decenas a veces agachados y saltando como unos animales: hace gracia que una cosa tan natural pueda llegar a ser tan extranjera (pero supongo que no hay que ir en Londres para que la gente arquee las cejas).

También hay una barca al Támesis donde nos juntamos unos cuántos catalanes a ver el Barça, de hecho ya podríamos empezar a hablar de una colonia mataronina en Londres,conozco además de cinco y esto si, todos son cojonudos!

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