Veinte puntos, cinco rebotes y la jugadora mejor valorada del partido junto con su compañera, Olga Ruano. El concurso de Mireia Vila ha resultado fundamental para entender la victoria de la Advisoria Maresme en el partido de este mediodía a San Adrià (59-74). Pero detrás de estos números se esconde una historia de superación que hizo uno 'creo' durante las semanas de confinamiento a la primavera del año pasado.
Mireia Vila se rompió los cruzados de la rodilla izquierda jugando, precisamente, con el San Adrià. Era en 2018 y hasta esta pasada temporada todavía arrastraba molestias como consecuencia de la lesión: "Un día de confinamiento, tirón al sofá de casa, yo misma me hice uno creo a la pierna. Increíblemente, desde aquel día no he notado nada más. Ahora estoy en un momento muy bueno a nivel de juego y de sensaciones. Físicamente y mental me siento bien".
Tenemos que retroceder casi dos décadas atrás para encontrar otro punto de inflexión en la trayectoria deportiva de Mireia: "Entonces jugaba al que antes era el Universitario de Barcelona y también me rompí los cruzados (de la rodilla derecha, en este caso). No me podían operar porque todavía estaba creciendo y me pasé tres años sin jugar a baloncesto." En cierto modo se mantuvo en forma como buenamente pudo con otras prácticas deportivas hasta que, finalmente, volvió a la pista años después: "Fue muy duro porque yo era una persona muy activa." Pero no echó la toalla entonces, como tampoco lo haría años después en el momento de sufrir la misma lesión y ya más cerca de los 30 (los hizo el día 2 de enero).
Mireia Vila creció a Cabrera y de muy pequeña era una gran forofa al fútbol: "Empecé a jugar con un equipo de chicos a Vilassar de Mar, pero algunas cosas las tenía que hacer suela y mi hermana, que jugaba a baloncesto, también me animó a probar un nuevo deporte." Más tarde, ya a Mataró con la Unión Deportiva, compartió pista con jugadoras como Rosó Buch o Mariona Ortiz. "Iba a la escuela a Santa Anna y hacía mucha vida a Mataró". Pero todo va cambiar otra vez.
A los 18 años recibió una beca para estudiar marketing y jugar en Filadelfia con la Saint Joseph's University. Se estuvo cuatro temporadas y ganó una final de conferencia: "Me costó mucho al principio... suela, una cultura nueva, entrenamientos muy duros y pocos minutos de juego, pero fue una experiencia que me ayudó a espabilar y a crecer en todos los sentidos." De vuelta, ascenso a la máxima categoría y una agradable estancia a Ferrol "en un club muy familiar." Y de Galicia, de nuevo a Cataluña. Después de un breve periodo a La Sede, consiguió otro ascenso a Liga 1 y más experiencia en el baloncesto de élite estatal con el San Adrià.
En otoño del 2019 fichaba por el Advisoria para volver, en cierto modo, a sus orígenes maresmencs y mataronins. Alera de posición natural pero con una magnífica versatilidad que permite verla, también, en roles de base o de pívot: "Hoy, justamente, he jugado a las tres posiciones. Me siento más cómoda de alera, pero me adapto a las necesidades del equipo." Ahora vive en Badalona y trabaja junto a casa gestionando el marketing y las redes sociales de una empresa de la ciudad. A Mataró juega, pero también estudia; un posgrado de marketing digital al TecnoCampus. Mireia Vila encuentra tiempo para encajar todas las piezas con la misma agilidad que a la pista calienta la muñeca.
Comentarios