En este país nuestro, entre prisas y horarios ajustados, el momento de comer a menudo se convierte en una carrera contra el reloj. Venimos del trabajo o vamos hacia él, y muchas veces no hay tiempo para grandes decisiones. Es en este contexto que los bares y restaurantes que apuestan por el menú del día se convierten en aliados indispensables. Más que una simple fórmula, el menú del mediodía es la carta de presentación más honesta de un establecimiento: muestra el producto, la mano del cocinero y la sensibilidad hacia el cliente habitual. Saber identificar un buen menú del día y tenerlo a mano es un acto de puro empoderamiento gastronómico local y popular: porque comer bien, rápido y a precio justo es un derecho y un placer que hay que defender y celebrar.
La búsqueda de un menú de mediodía como Dios manda, en el que quedes bien, comas a gusto y no te dejes el sueldo, se ha convertido en los últimos años en un ejercicio de mayor pericia que tiempo atrás. Hasta hace unos años, menos de un lustro, la frontera de los 10-12 euros era una aduana que muchos bares no querían traspasar, una especie de convenio entre clientes y negocios, entre cocineros y comedores, un pacto de caballeros entre trabajadores que la inflación, las guerras, los costes y la vida hicieron tambalear primero y desaparecer después.
Hay excepciones que resuenan como lo que son, pero hoy en día la norma es que el menú barato cuesta algún dinerito -euro, en nuestro caso- de más, y es en esta nueva etapa donde la catalogación de un menú de día con dos de las ‘tres B’ famosas: bueno y barato, se ha vuelto más costosa. Lo de bonito ya va a gustos y seguramente es más cosa de cenas que de comidas.
Hay decenas de restaurantes en Mataró que merecerían mención en un artículo como este -¡más que haremos!- y tantas elecciones lícitas como la de cinco establecimientos con un buen menú de mediodía como esta lista que relacionamos:
5 menús de mediodía baratos para este verano
Bar Restaurante Caliu
- Vía Europa, 26.
Junto a la plaza de Granollers, enclave central de todos los vaivenes en pleno centro de la ciudad, el Caliu es de esos restaurantes a los que probablemente no irías si no te lo recomiendan y en cambio no hace falta insistir para que repitas. Su cocina es de temporada y de mercado, sin estridencias, que plantea un menú sin margen de error. Platos clásicos, bien presentados —porque un menú asequible no tiene por qué parecer mal servido— y de raciones correctas. Parece mentira que frente a la rotonda más transitada de la ciudad y alrededor de dos platos y postre se pueda estar tan a gusto. Y además es de los establecimientos a los que hay que agradecer que no jueguen al doble código: los fines de semana también hay menú.
Can Torru
- Torrent d'en Pregària, 7
Can Torru puede resultar, si no eres vecino de la zona, un poco escondido pero solo la primera vez que lo buscas, si es que ‘el torrent d’en Pregària’ no te suena mucho. Muchos hemos llegado con el navegador y cuando nos hemos sentado nos ha entusiasmado. Tiene la habilidad de no complicarse la vida y de plantear buenas raciones sin perder tiempo ni esfuerzos. Además del menú, vale mucho la pena ir a tomar tapas y raciones, sobre todo si vas en grupo grande. El menú tiene la virtud de que rara vez plantea platos sorprendentes, por lo que no hace falta pensárselo demasiado. Enunciados clásicos y sabes que los trabajan bien.[banner-AMP_5]
Bar Martínez
- Avenida del Maresme, 391.
En la esquina de la ‘calle de las Ratas’ y la Avenida del Maresme hay un bar y restaurante de no demasiados meses de vida pero al que se le puede augurar buena salud porque ha sabido integrarse con estilo propio en un frente donde cada vez hay más nombres y más competencia. En tiempos de nombres rimbombantes se agradece incluso un nombre —en este caso apellido— de tanta sencillez. En la mesa no se complican la vida pero les gusta que los platos no sean del todo estándar. Las raciones, si eres de buen comer, quizás no te llenen del todo, pero aquí otra vez el tamaño reducido produce ese efecto de cuando te sientes especial, como si el menú te lo hubieran hecho expresamente para ti. Vale la pena seguirles la pista. [banner-AMP_6]
Restaurante 2000
- Calle Nápoles, 31
Uno de los clásicos de la zona de la plaza Isla Cristina, que en sí misma es un ecosistema vivo prácticamente a todas horas del día. Su sombra es codiciada al mediodía, cuando el bar que por las noches está más orientado hacia las tapas y los bocadillos —tienen un jamón ibérico de los mejores de Mataró— despliega conocimiento tanto de cocina como, sobre todo, de los gustos de los comensales. En el 2000 y desde los tiempos en que lo tenían a 9 euros, el menú sabe combinar raciones más populares con detalles caseros que, entre bocado y bocado, te emocionan primero y te convencen de volver después.[banner-AMP_7]
Ca la Yaya Mari
- Calle Galicia, 56.
Ca la Yaya Mari es uno de esos restaurantes que nunca decepciona. Encaramado en la parte alta de la Llàntia, la pereza de la subida si tienes que llegar desde la costa desaparece en cuanto te sientas, eliges y te sientes cómodamente atendido y servido como si el comedor fuera más pequeño y la escenografía contemplara el salón de tu propia casa. Del mismo modo que saben ponerse exquisitos los fines de semana o por la noche y que tienen una cocina polivalente para atender tanto a grupos como a parejas, en Ca la Yaya Mari ninguna fama ha hecho que se aparten de la fórmula genuina de lo que es un buen bar popular de barrio. La carta no es pretenciosa y si sabes hacerte el listo, son lo bastante pillos como para recomendarte el plato del día. Trabajan con propuestas clásicas, van a un ritmo más que diligente, se está bien tanto dentro como fuera y se nota el cariño por el oficio. En todos los registros, Ca la Yaya Mari cumple.
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