Sant Andreu de Llavaneres se prepara este fin de semana, 4 y 5 de octubre, para la 26ª edición de la Fiesta Gastronómica de la Coca de Llavaneres. Una cita imprescindible para los amantes de la buena cocina y, sobre todo, para todos aquellos que quieren descubrir por qué esta joya dulce es considerada uno de los postres más prestigiosos de Cataluña y más allá. El epicentro de la fiesta será el Parc de Ca l’Alfaro, donde se instalará la feria de productos locales y actividades familiares. El programa incluye talleres, música en directo, exposición de setas e incluso un encuentro de “biscuters” el domingo en el Parc del Primer d’Octubre. Pero la gran protagonista será, como siempre, la Coca de Llavaneres con sello de calidad, una elaboración artesana con hojaldre, crema, mazapán de almendras locales, piñones y azúcar que ha conquistado paladares de todas partes.
Una coca con marca de garantía y denominación propia
La Coca de Llavaneres no es una coca cualquiera. Está protegida con la Marca Q de calidad alimentaria, un distintivo otorgado por la Generalitat de Catalunya a productos agroalimentarios que cumplen parámetros estrictos de calidad y autenticidad. Según el reglamento, solo se puede elaborar dentro del término municipal de Sant Andreu de Llavaneres y en obradores y restaurantes acreditados. Actualmente solo cuatro establecimientos tienen este privilegio: Pastisseria Sala, Pastisseria Llavaneres, Restaurant Pins Mar y Restaurant Can Jaume.
Este sello garantiza que la coca se elabora siguiendo la receta tradicional: rectangular, de unos dos centímetros de grosor, con crema infusionada, mazapán hecho con almendras locales y piñones del Montseny. No hay margen para adulteraciones ni para falsas versiones que se venden en todas partes sin cumplir los estándares. Hablamos, pues, de un producto único y auténtico, que combina historia, tradición y excelencia gastronómica.

Una cita ineludible para gourmets
La Fiesta Gastronómica de la Coca de Llavaneres es mucho más que una feria. Es la oportunidad de vivir una experiencia completa: disfrutar del pueblo, del patrimonio modernista, de la música y la cultura... y, sobre todo, probar la coca más auténtica del mundo.
Llavaneres os espera este fin de semana. No dejéis pasar la oportunidad de degustar la coca original, protegida con marca de calidad y elaborada solo por los cuatro establecimientos acreditados.

CUATRO PRODUCTORES CERTIFICADOS
Pastisseria Sala: 70 años de la invención de la coca
Hablar de la Coca de Llavaneres es hablar de la Pastisseria Sala, la cuna de esta creación. Fundada en 1865, suma seis generaciones dedicadas a la pastelería. Y es la única que puede decir que inventó la célebre Coca de Llavaneres, hace ahora siete décadas. El maestro pastelero Joan Ramon Sala explica que la receta nació casi por intuición de su abuelo, cuando buscaba un postre para una boda. El resultado fue la combinación perfecta de hojaldre, crema catalana, mazapán y piñones locales. Hoy, la Pastisseria Sala sigue elaborando la coca con la misma pasión y fidelidad a la receta original. ¿El secreto? “Tiempo, dedicación y amor”, dice Sala. Ingredientes de kilómetro cero, elaboración artesanal y respeto absoluto por el legado. Su compromiso con la autenticidad hace que no trabajen para grandes distribuidores, sino que ofrezcan el producto directamente al cliente final, que sabe que en Sala encuentra la coca genuina. Sus cocas están presentes en todo tipo de celebraciones: desde cumpleaños y fines de semana hasta fiestas mayores y Navidad.
Pastisseria Llavaneres: excelencia a golpe de boca-oreja
La Pastisseria Llavaneres es otro de los grandes referentes locales. Fundada hace ocho años por Jordi Roldós y Josep Maria Garí, el obrador ha conseguido un renombre extraordinario gracias al boca a boca y a la calidad de su coca. Roldós, con experiencia previa en Can Sala y otras pastelerías de renombre, asegura que su obsesión es hacer “la mejor Coca de Llavaneres”. Cada semana elaboran unas 200 cocas de manera artesanal, sin máquinas más allá de la amasadora, y con ingredientes de primerísima calidad. Los controles anuales del Ayuntamiento certifican que cumplen todos los requisitos de la Marca Q. El resultado es una coca que gusta tanto a vecinos como a veraneantes y que ha cautivado a personalidades como Pep Sala, Carme Ruscalleda o Lluís Bassat. Además de la versión clásica de crema, ofrecen variantes con cabello de ángel o chocolate, y formatos adaptados a cada ocasión. Pero su gran carta de presentación es la fidelidad de los clientes: quien prueba, repite.

Restaurant Pins Mar: la coca que corona cada comida
El Restaurant Pins Mar es sinónimo de cocina marinera, pero también de autenticidad cuando hablamos de Coca de Llavaneres. Su chef, Carles Aceña, lo tiene claro: “El postre que más sale es la coca, la gente viene buscándola y comparando”. En Pins Mar se elabora siguiendo al pie de la letra la receta original de la Pastisseria Sala, con ingredientes de proximidad y bajo la supervisión de los controles de calidad que garantizan el sello Q. La coca no es un producto temporal en Pins Mar: la sirven todo el año y forma parte de la experiencia gastronómica que ofrecen a sus clientes. Para muchos, es el colofón perfecto de una buena comida o cena junto al mar. Su apuesta es clara: respetar la tradición y hacer de la coca el símbolo dulce de la casa.
Restaurant Can Jaume: un clásico del Maresme con la coca más buscada
El Restaurant Can Jaume, situado a pie de playa, es uno de los establecimientos más emblemáticos de Llavaneres. Conocido por sus arroces, también es famoso por su Coca de Llavaneres, considerada por muchos clientes casi tan imprescindible como los platos principales. Su chef, Jaume Torrents, tiene la mano hecha: cada día, durante todo el año, prepara cocas, y siempre son el postre más pedido. De hecho, hay comensales que aseguran primero la coca antes de escoger primero y segundo plato, para evitar quedarse sin ella. Can Jaume se ha convertido en punto de peregrinación para familias y grupos que quieren combinar buena cocina marinera con el placer de probar la coca auténtica y protegida.
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