En Mataró prácticamente no hay ninguna entidad cultural, y aún menos musical, que haya resistido casi 50 años de trayectoria. Es mucho tiempo, y ha pasado de todo desde 1976 hasta este 2024. Pero con idas y venidas, con la ilusión del primer día, aunque con nombres nuevos, menos pelo o más canas, y sobre todo con la misma filosofía, regresa el festival del CEMI, una de las movidas musicales más genuinas del Maresme. Este sábado toca una gran cita en la torre de Can Palauet, sede de la entidad Divina Pastora.
Es probable que, a pesar de casi cinco décadas de trayectoria, todavía haya quien no sepa, o tal vez no recuerde, qué es este CEMI. Si antes de retroceder en la historia nos centramos en la convocatoria de su festival homónimo, podremos concluir que la edición convocada para este sábado 7 es una de las más esperadas. Como en las últimas ocasiones en que se ha llevado a cabo este encuentro comunitario y musical de la escena mataronense, la cosa irá de un escenario y actuaciones concatenadas. Actuarán los grupos Muñoz Muñoz-Murillas, Timeless Band, Aviadors Anglesos, Oh Well, Pandèmis All Star y los Dreamers Ball Quartet. Y además, los ‘Berberechos ancestrales’, el reencuentro en esencia de un grupo mítico de hace lustros en la ciudad, los Berberechos Blues.

Los Berberechos Blues regresan, han llenado la ciudad de carteles y se disponen a reabrir su caja de creaciones imaginarias en un concierto esperado. Un recital desenfrenado, con temas de cine con efectos especiales, muy en la línea de este grupo entre divertido y delirante que tenía nombre y predicamento en el Mataró de hace 30 años. Joan Gelabert, ‘Dalí júnior’, es el miembro más conocido de los Berberecho Blues, que se han reunido para recordar a Amadeu Lloveras.
La cita generacional de otra cultura debe ser ley de vida, pero el CEMI, como entidad que reúne y convoca a generaciones de veteranos ‘underground’ de la cultura local, regresa precisamente cuando debe homenajear y recordar a personas queridas que han ido dejándonos. Manolo Luna, que forma parte del grupo que impulsa el festival y de la entidad, lo explica: “Desde que recuperamos el festival del CEMI, hemos perdido amigos y referentes, y queremos homenajearlos siempre, encontrándonos, con conciertos una vez al año, pasándolo bien y siendo fieles a lo que siempre ha sido la entidad”.

Una entidad con mucha historia
El Centro de Estudios Musicales Iluronense (CEMI) nació en Mataró en el año 1976, en un momento en el que la cultura alternativa era a menudo vista con recelo por las autoridades. Fundado por un grupo de personas comprometidas, entre ellas Jordi Marfà, Amadeu Lloveras, Lluís Murillas, Robert Rovirosa y Lluís Casals, el CEMI se creó como una respuesta al ostracismo cultural del país. Se constituyó como una fundación con el objetivo de proporcionar un espacio legal donde los jóvenes y la comunidad en general pudieran reunirse y celebrar encuentros musicales sin miedo a la represión. La idea de encontrar un nombre que englobara este espíritu de comunidad e integración fue un proceso largo y cuidadoso, culminando en el nombre CEMI, un acrónimo que reflejaba la voluntad de crear un espacio inclusivo para todos, independientemente de su procedencia o ideología. Así, el CEMI se convirtió en un núcleo de resistencia cultural y una plataforma para la expresión musical, permitiendo a músicos y público disfrutar de eventos que, en ese tiempo, eran difíciles de organizar.
El CEMI no solo fue un punto de encuentro para los músicos, sino también para la gente de las diferentes partes de Mataró y la comarca. La música se convirtió en el hilo conductor que unía a personas de diferentes orígenes e ideologías, creando un sentimiento de comunidad que dio lugar a eventos significativos en la vida social y cultural de Mataró. Bajo la presidencia de Amadeu Lloveras, el CEMI organizó el primer evento en la playa después de los Fuegos de Les Santes en el año 1982, considerado el origen del sarau de Les Santes. De los primeros años efervescentes se pasó a etapas diferentes que revitalizó el añorado Lluís Casals y, sobre todo, a la conciencia y voluntad compartida de no perder nunca la esencia de aquel espíritu colectivo que siempre fue esta parte de la música y la cultura más alejada de altavoces y favores. Hoy, en 2024, el CEMI sigue siendo un símbolo de la resistencia cultural y un espacio donde la música y la comunidad se encuentran para celebrar la vida y la libertad.
Comentarios