El próximo 4 de mayo por la tarde tendrá lugar en el Teatre Monumental de Mataró un evento musical de primer nivel, organizado por la asociación Mataró Camina, que tiene como objetivo recaudar fondos para la Escola l’Arboç, una entidad que atiende a niños con pluridiscapacidades de la Fundació Maresme, y para el Proyecto Alpha, dedicado a la distrofia muscular de cinturas. El protagonista del concierto solidario será el flautista mataronense Domingo Patricio que, acompañado de un buen grupo de músicos sobre el escenario, presentará su trabajo “Andrómeda”. Patricio es uno de los mejores músicos que ha dado nuestra ciudad y, aunque hace años que vive en Alemania, visita periódicamente Mataró para estar con su familia y trabajar en el estudio que la saga de artistas de los Patricio tiene en Cirera, su barrio de toda la vida.
Domingo nos recibe en este estudio y hace una pausa en sus intensos ensayos para hablar un buen rato sobre el motivo de su visita a nuestra ciudad y repasar su destacadísima trayectoria artística en el mundo del flamenco.

¿Cómo resumirías tu trayectoria, Domingo?
Bueno, nací en el barrio de Cirera de Mataró hace cincuenta y ocho años, hijo de inmigrantes de Málaga que vinieron aquí a trabajar, como tantísima gente. En la familia somos ocho hermanos, todos nacidos aquí, tres de los cuales somos músicos profesionales: Pepe, que aunque ya está jubilado ha tocado siempre la guitarra flamenca y el bajo; David, guitarrista y profesor con una academia de música en la ciudad; y yo. De hecho, entré en el mundo del flamenco gracias a Pepe, aunque de muy pequeño ya estudiaba música clásica. Recuerdo que me marcó mucho el primer maestro de música que tuve en mi escuela, el GEM, que era Genís Mayola y supo motivarme muchísimo. También me viene a la mente un momento en unas colonias de verano que organizaba Catalana de Gas, la empresa donde trabajaba mi padre, en que escuché una flauta en un disco de Felipe Campuzano y ese sonido me volvió loco. Yo estaba estudiando flauta en el conservatorio del Liceu, primero en Mataró y después en Barcelona, pero aquello fue determinante para adentrarme en el mundo del flamenco, siempre con mi instrumento, la flauta travesera. En casa, mi hermano Pepe ponía discos de Paco de Lucía, de Fosforito, de Camarón..., y él fue el primero que me puso una falseta por bulerías. A mí obviamente me gustaba mucho la música clásica, pero descubrí también el ritmo y la potencia rítmica y armónica del flamenco, que además funciona con un bemol 9, que eso normalmente no lo encontramos en la música occidental.

A nivel artístico, con catorce años ya di un concierto de solista con temas de Vivaldi, y con quince o dieciséis recuerdo que fui acompañando a un ballet del barrio de Cerdanyola al mítico programa de Televisión Española “Gente joven”. Después, formamos el grupo Jaleo con Diego Cortés, Pep Romaguera, Enric Canada, María Rosa Jiménez, Meritxell Cardellach, luego también Joan Rectoret... Nuestro mánager era Braulio Paz, que tenía la tienda Triple Onda en Mataró... En aquellos años también toqué con Ana Reverte y con Manuel Carvajal, y después empecé a hacerlo con Juan Manuel Cañizares, que era de mi misma edad y teníamos mucha conexión musical, compartíamos gustos... Entonces, llega un momento en que decidí irme a trabajar a Madrid, con unos veinticuatro o veinticinco años, y lo primero que hice fue llamar a Cañizares, que estaba viviendo allí. Mi primera noche me llamó Pepe de Lucía, que estaba precisamente con él, y me invitó a ensayar y probar de hacer algo juntos. No lo dudé y cogí mi Seat 131 y me planté en la sierra de Madrid, donde estaban, y grabamos el tema “La nana de mi niña”. A Pepe le gustó mucho mi trabajo y me propuso grabar algo más juntos, que fue “La vida es un espejo”, junto con Paco de Lucía y Alejandro Sanz. En Madrid tuve la oportunidad de trabajar durante tres años con Sara Baras, también colaboré con Enrique Morente, con Diego El Cigala, etc. Pude tocar con mucha gente durante aquellos años, hasta que, por circunstancias de la vida, me fui a Alemania.

En ese país empecé a tocar con el gran guitarrista Rafael Cortés, hijo de emigrantes españoles, y grabé un disco flamenco con él y otros músicos como Carles Benavent o David Huertas. Después, participé en un proyecto de Cañizares que se llamó “Punto de encuentro”, en el que trabajamos con Mark Ledford, que era el cantante del grupo de Pat Metheny. En Hamburgo, donde vivo, grabé hace poco con una gran figura del jazz como es el guitarrista Al Di Meola, y también he tenido la suerte de tocar con otro de los grandes como es el también guitarrista Larry Coryell.

Hacia 2007 empecé a tocar con el guitarrista Juan Carmona, con quien todavía lo hago, al mismo tiempo que me incorporé al grupo de Paco de Lucía, con quien estuve alrededor de dos años, en una cincuentena de conciertos, en muchos lugares del mundo. Con Carmona continúo trabajando, y de hecho me acompañará en el escenario del Teatre Monumental de Mataró el próximo 4 de mayo.
Como dices, has trabajado con grandes figuras de la música, la lista es interminable: Paco y Pepe de Lucía, Enrique Morente, Juan Manuel Cañizares, Sara Baras, Vicente Amigo, Diego El Cigala, Juan Carmona, Alejandro Sanz, Ana Reverte, Carles Benavent, Manolo García, Al Di Meola, Larry Coryell, Mark Ledford... ¿Qué ha significado para ti trabajar con estos monstruos?
He tocado con ellos y con algunos también he jugado al ajedrez (ríe), como por ejemplo con Enrique Morente, con quien lo hacía en el mítico bar Candela, en Madrid. Necesito como mínimo una hora de ajedrez al día, me lo paso en grande y me ayuda mucho a concentrarme y a mantener la atención, cosas muy necesarias y que estamos perdiendo en la sociedad actual, estamos dispersos y eso no es bueno. Bueno, está claro que cuando admiras mucho a alguien y te ves en el escenario o en un estudio a su lado, es muy mágico. Tengo mucha gratitud por haber tenido esta oportunidad, lo he disfrutado mucho y he aprendido todo lo que he podido. Me quedaría con estas tres cosas: gratitud, disfrute y aprendizaje.

Obviamente ha sido una suerte hacer música con estos grandes artistas. Quiero citar también a algunos con los que no he tenido la suerte de trabajar, pero que me han marcado mucho. En primer lugar, Camarón, que para mí era como Miles Davis, otro monstruo, porque con solo una nota conseguía ponerte la piel de gallina. Miles tenía su propio sonido, era increíble. Eso creo que es muy importante: cuando eres joven, estás pendiente de la técnica, de mejorar y hacerlo perfecto, pero cuando maduras, eso ya no lo buscas tanto, sino que intentas tener tu propio sonido. También quiero mencionar a Pat Metheny, otro de mis ídolos, como Michael Brecker, un saxofonista espectacular. Estos músicos son de los más importantes en mi vida, junto con Bach, que para mí es básico. Puedo estar escuchando música clásica, Bach o Mozart, y luego poner a Camarón... Al final, opino que solo hay música buena y música mala. Los lenguajes al final me dan igual, pasa como con los idiomas, que son una herramienta para comunicarnos. Lo importante es lo que eres capaz de transmitir.

¿Cómo es tu vida en Alemania?
En Alemania he aprendido del funcionamiento del país y su gente, pero en otros aspectos estoy encantado de ser de aquí, de nuestra comida, nuestra alegría... Intento aprender y coger lo mejor de cada lugar, siempre. Ahora estoy en Hamburgo, es donde vivo con mi mujer, mi centro de operaciones, aunque doy vueltas por todo el mundo. Tengo un hijo de una relación anterior que estudia bioquímica en Düsseldorf... Como podéis ver mi relación con Alemania es larga.

Actualmente me absorbe muchas horas al día el piano, porque estoy intentando dominar seriamente este instrumento. De hecho, en el último disco hay algunos temas míos tocándolo. Me interesa mucho la armonía y siempre he tocado el piano, pero tengo que reconocer que con una mala técnica. Ahora estoy aprendiendo a tocarlo en serio y eso me ayuda a componer mejor.

¿Qué supone para ti volver a Mataró, tu ciudad?
Yo he nacido aquí, tengo a mi familia y siempre me gusta mucho volver. Cada vez que puedo vengo, sobre todo porque me encanta estar con la familia y particularmente con mi madre, que ya es mayor. El día 4, como sabéis, tenemos el concierto de Mataró Camina en el Monumental y tengo que ensayar, porque hay que preparar bien el espectáculo con el resto de músicos. Estoy muy agradecido al trabajo de muchas personas en este proyecto, porque todos se han volcado de lleno y me han ayudado mucho. Por eso no quisiera olvidar ningún nombre para mostrar mi agradecimiento más sincero, a todos ellos: a Jesús Campos (percusionista), Juan Carmona (guitarrista), Daniel Sanleandro (batería), Laura Marchal (cantaora), Sergio Di Finizio (bajista), Vicente Marín (pianista), Toni Abellán (guitarrista), Karen Lugo (bailaora), Lauren Serrano (técnico de sonido), mis hermanos Pepe y David, que también han tocado en algún tema del nuevo trabajo, mi hermano Manolo, que ha hecho algunas letras... También quiero agradecer el trabajo de la diseñadora gráfica Lola Ansaldo, de la imprenta de Paco López, al guitarrista brasileño Frederico Vannini... Como digo, todos me han ayudado mucho, les estoy muy agradecido y esperamos que el concierto del 4 de mayo sea todo un éxito.
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