Capgròs
Hay fenómenos que no pasan por los grandes altavoces mediáticos ni por los algoritmos más amables, pero que, cuando estallan, lo hacen desde abajo, desde la base, como una ola de autenticidad imposible de detener. Es exactamente el caso de Baya Baye, el artista maresmense del momento. Sin duda. Y la mejor prueba es que, en solo tres semanas, llenará por segunda vez la sala Clap de Mataró, un hecho insólito para un artista que opera deliberadamente en los márgenes, en las antípodas del pop pulido, brillante e institucionalizado de referentes como Mushka o The Tyets.
Nacido en Montgat en 1998, Víctor Ballesteros —Baya Baye— lleva más de una década escribiendo música urbana con un estilo que él mismo define como “contra todo y contra todos”. Su propuesta es tanto sonora como conceptual: letras punzantes, agresivas, crudas, y una actitud punk que mezcla la catalanidad más de base con la cultura xarnega y de calle. Temas como La mare kem va parir o Macarrisme Català se convirtieron en éxitos del underground mucho antes de que el gran público descubriera que, en catalán, también se podía hacer rap que quemara.
Su último trabajo, Faves Tendres, no nace de la nada: es la consolidación de una trayectoria sólida, coherente y fiel a su universo. El álbum mantiene intacta la energía primaria de los inicios, pero exhibe una nueva madurez, tanto en producción como en mirada. En la intro lo deja claro: «El Baya Baye es uno más, yo solo pongo la puta cara, y las letras». Humildad real o no, lo cierto es que el proyecto ha trascendido al artista y se ha convertido en un espacio simbólico compartido con una comunidad inmensa de seguidores.
Porque eso es lo que explica el fenómeno: Baya Baye conecta con un público joven, muy joven, que no se ve reflejado en la catalanidad institucional ni en el circuito musical ordenado. Él ofrece un vocabulario propio, un imaginario propio, una identidad que es suya pero también de quienes lo escuchan. El “macarrisme català” no es solo un eslogan: es un lugar donde sentirse visto.
Y ahora, el Clap volverá a ser el epicentro de esta explosión generacional. Otro sold out. Otro aviso: la calle habla, y lo hace en catalán. Baya Baye no es más que el megáfono.
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