El rincón de Mataró que esconde una de las vistas más espectaculares del Maresme

Los alrededores de Mataró están llenos de cerros, antesala de la Cordillera Litoral, que tienen mucho interés natural y paisajístico, pero no todos tienen el mismo potencial como miradores. Hay uno que combina perfectamente accesibilidad, valor patrimonial y una panorámica que abarca el paisaje agrícola de las Cinc Sènies, toda la ciudad y el horizonte azul del Mediterráneo. Todo esto desde un espacio donde naturaleza, historia e identidad local se funden en la calma, a solo unos minutos del centro urbano.

Un cerro con raíces fundacionales

Se trata del Turó de Onofre Arnau. Este lugar no es solo un buen sitio para hacer una excursión: está lleno de historia local. Dicen que Mataró viene de Mata, y este cerro es su testigo más visible. Con el nombre del señor que tuvo tierras allí —Onofre Arnau—, se alzaba el Castillo de Mata, la fortaleza más importante del término. Los restos, hoy escasos, evocan lo que podría haber sido un auténtico Burriac local si se hubiese querido hacer una investigación arqueológica en serio.

Este cerro forma parte del paisaje emocional e identitario de los mataronenses. Es un lugar modesto en altitud pero lleno de significado: por historia, por legado y por las vistas que ofrece.

El mejor balcón de Mataró

Desde su cima, se puede disfrutar del mosaico agrario de las Cinc Sènies, la ciudad que se despliega hasta el mar y, más allá, el horizonte mediterráneo. Permite comprender, de un solo vistazo, la riqueza paisajística del Maresme central y de la capital de la comarca. No es de extrañar que los antiguos señores hicieran casa aquí: este cerro es, sin duda, el mejor mirador natural de la ciudad.

Una caminata clásica y asequible

Se puede acceder por varios caminos: las Cinc Sènies o Vallveric son los más habituales. Desde el primero, el camino serpentea suavemente entre campos de cultivo, convertidos en una especie de nueva rambla natural por donde mucha gente pasea los fines de semana. Es una ruta fácil y apta para todos, ideal para hacer a pie, en familia, o incluso en bicicleta (con precaución en ciertos tramos).

El recorrido se puede alargar hasta Sant Miquel y Sant Martí de Mata, dos ermitas que aportan carácter y patrimonio al lugar, y que, si se prolonga hasta Can Bruguera y el Parque Forestal, permiten hacer una ruta circular —bastante larga, sí— con inicio y fin en el núcleo urbano.

Una montaña con nombre propio y cada vez más popular

Aunque a menudo se le llama simplemente Turó de Mata, el nombre correcto es Turó de Onofre Arnau, pero el apodo se ha popularizado. Su forma, casi aislada entre los campos de las Cinc Sènies a caballo entre Mataró y Llavaneres, lo hace parecer un “hongo orográfico” en medio del relieve más suave del norte de Mataró.

Este lugar ha ganado popularidad en los últimos años, gracias al redescubrimiento de la naturaleza local. El confinamiento y las limitaciones de movilidad hicieron que muchos mataronenses redescubrieran este cerro que tenían al lado. Y desde entonces, se ha convertido en un clásico: una excursión fácil, un balcón único y un espacio de conexión con la historia y el paisaje.

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