J. V.

Jornadas para poner en valor los tesoros gastronómicos de la comarca

El Consorcio de Promoción Turística Costa del Maresme coordina y promociona las jornadas gastronómicas que se hacen en la comarca

La gastronomía es uno de los valores a la alza de la comarca del Maresme. Además del solo y playa, la combinación de mar y montaña, su oferta de ocio, cultura y patrimonio y su riqueza natural, la comarca ofrece al visitante una variedad de productos autóctonos que definen muy bien el carácter mediterráneo del Maresme. El guisante del requiebro, las fresas de la Vallalta, la cereza de en Roca, el pescado y el calamar o el vino de Alella,  para poner sólo algunos ejemplos, son nombres capaces de atraer visitantes con el solo deseo de hacerse un regalo por el paladar. Para potenciar estas productos de calidad, se organizan en la comarca diferentes jornadas gastronómicas monográficas. Su objetivo, promocionar el Maresme a través de un buen plato y llegar al corazón de los visitantes a través de su estómago. El Consorcio de Promoción Turística Costa del Maresme ha cogido, en los últimos años, el liderazgo de una parte de estas jornadas para potenciarlas a nivel comarcal y hacerlas llegar a un mayor número de personas.

Las primeras jornadas gastronómicas que se promovieron en la comarca, ahora hace cerca de veinte años, fueron las dedicadas al Guisante. Inicialmente las organizaron un grupo de empresarios del sector de la hostelería de Caldes de Estrac y municipios cercanos. La buena acogida de aquella iniciativa animó a los restauradors otras poblaciones a impulsar jornadas similares para promocionar otros productos típicamente maresmencs, como la fresa, la judía de la aguja de gancho, el calamar, las setas o el vino con DON de Alella. Muchas de estas jornadas gastronómicas se iniciaron con una vocación estrictamente local, en que sólo de forma ocasional implicaban además de un municipio y casi siempre de forma tímida. El Consorcio de Promoción Turística Costa del Maresme se puso hace unos años al frente de estas iniciativas gastronómicas con la voluntad de darlos un empujón. "Básicamente, desde el Consorcio trabajamos para vender unas jornadas de territorio, para toda la comarca. Por eso hemos elevado algunas jornadas de interés local a nivel comarcal", explica el director gerente de la entidad, Josep Lluís Martí, que destaca la importancia de promocionar la gastronomía maresmenca, que es "un producto estrella de la comarca y está muy ligada a los productos de la tierra".

La tarea del Consorcio ha consistido sobre todo al apoyar a los gremios de restauradors y entidades que organizan jornadas gastronómicas para mejorar su organización y coordinación y hacer posible que acontecimientos que hasta entonces quizás sólo implicaban a un reducido grupo de restaurantes de un municipio, puedan crecer en número de establecimientos y pueblos implicados. Este fue el caso, por ejemplo, del Calamarenys, que nació en Arenys de Mar y actualmente se celebra en diez poblaciones de la comarca. EL mismo que ha pasado con las Jornadas Gastronómicas del Pescado y el Maresme, que se celebran hasta el cercano 17 de julio. Las jornadas del pescado y el marisco nacieron en Mataró hace cuatro años con una docena de restaurantes implicados. Este año, se celebran en 15 poblaciones con más de sesenta restaurantes adheridos a las jornadas.

Coordinar el calendario
Otra de las tareas del Consorcio, explica Josep Lluis Martí, es  la de coordinar el calendario de jornadas gastronómicas con las poblaciones queparticipan. Fijar unas fechas que no se solapin unas con las otras es muy importante, destaca Martí, sobre todo teniendo en cuenta que hay muchos restaurantes que participan en diversas de estas citas gastronómicas. "Y más ahora con la situación de crisis, que hace que los restauradors vean en las jornadas una oportunidad de promocionarse", añade. Fruto de esta coordinación, el Consorcio de Promoción Turística ha podido definir un calendario claro de citas gastronómicas. Un calendario, obviamente, que viene marcado por las propias temporadas de cada producto.

Así pues, los productos gastronómicos marcan, a su manera, los ritmos de una comarca estrechamente vinculada a la tierra. A la primavera, es el turno de los guisantes del requiebro, la fresa y las jornadas de la DON de Alella. En verano, se empieza con las jornadas del pescado y el marisco, que hacia finales de julio dana las jornadas del tomate. Con la llegada del otoño llega la cita del Calamarenys, y a continuación, las jornadas de la seta. Y ya en invierno,  es la hora de degustar la judía de la aguja de gancho.

Hay otro factor vinculado a las jornadas gastronómicas que vale la pena de destacar. Y es que además de servir de reclamo para los visitantes de proximidad y a los turistas ocasionales que llegan a la comarca, también representan un impulso a la producción agrícola local y una forma de apoyar a los productos autóctonos y de kilómetro 0, otro de los grandes valores de una comarca que no ha dejado nunca de tener los pies a la tierra.





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