Cada vez más escuelas impulsan talleres para ayudar a los niños a entender y aceptar la muerte con proyectos como ‘Yo también lloro’ con Pallapupas. En los últimos años, ha aumentado la presencia de talleres escolares que abordan la muerte y el duelo con los niños. El objetivo es ayudarles a comprender la pérdida de una manera saludable, evitando futuros traumas y promoviendo una gestión emocional positiva. Este tipo de iniciativas quieren romper el tabú que a menudo rodea la muerte y proporcionar herramientas para que los más pequeños expresen sus sentimientos de manera natural.
Los expertos en acompañamiento del duelo coinciden en que hablar de la muerte desde la infancia puede prevenir duelos cronificados y problemas de salud mental en el futuro. En este sentido, cada vez más escuelas incorporan actividades dirigidas por profesionales que explican el concepto de la muerte de forma adaptada a las diferentes edades.
Estos talleres trabajan la pérdida a través de recursos como cuentos, dinámicas de grupo y rituales simbólicos que permiten a los niños comprender el ciclo de la vida. Para los más pequeños (de 3 a 8 años), se realizan actividades lúdicas y explicaciones sencillas para introducir el concepto de manera natural. A partir de los 9 años, se fomenta la expresión de emociones y la reflexión sobre el significado de la muerte, así como la exploración de diferentes formas de despedida.
Proyectos como Yo también lloro son un ejemplo de esta tendencia creciente. Esta iniciativa, impulsada por Remei Capitan y Núria Caballol, lleva a cabo sesiones en varias escuelas catalanas para ayudar a los niños a hablar del dolor y la tristeza con normalidad. El proyecto cuenta con el apoyo de la Universidad de Lleida y se ha consolidado como una herramienta pedagógica útil para muchos centros.
Los expertos insisten en la importancia de no evitar estas conversaciones en casa y en la escuela. A menudo, los adultos tienden a proteger a los niños del tema de la muerte, pero esto puede generar confusión y miedo cuando se enfrentan a una pérdida real. Con estos talleres, se quiere ofrecer un espacio seguro para que los niños expresen sus sentimientos, resuelvan dudas y encuentren mecanismos para afrontar la tristeza de forma sana.
Con el crecimiento de este tipo de iniciativas, queda claro que la sociedad está dando pasos hacia una visión más natural de la muerte, donde hablar de ella no sea un tema tabú, sino una parte esencial de la educación emocional de los niños.
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