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Redacció

Vuelve la escuela: establece hábitos de higiene a los más menuts

Con el regreso a la rutina hay que establecer una serie de hábitos que merece la pena seguir.

Empezar el curso escolar es siempre una aventura para los más pequeños, especialmente si es su primer año ea la escuela. Es, también, una buena ocasión para establecer hábitos de higiene diarios que permiten que los niños vayan netos y se mantengan sanos. Enseñar a los niños hábitos de higiene es compartir con ellos la importancia del lavabo y la cura personal para tener una buena imagen. Esta es una de las lecciones más importantes para ellos, puesto que es primordial para conseguir una buena autoestima personal y para relacionarse con los otros.

Dientes, cara y manso

Hay que establecer hábitos y horarios muy claros y que los niños puedan seguir sin prisas, con el que hay que prever levantarse con suficiente tiempo para asearse y desayunar con tranquilidad antes de llegar a la escuela puntual. Al levantarse, hay que lavarse las manos, la cara y los dientes. Antes de los dos años, conviene que esta lavada la realicen los padres, pero a partir de esta edad ya pueden hacerlo solo, aunque siempre tiene que estar presente alguno de los padres para supervisar que se realice correctamente.

Los dientes tienen que lavarse como mínimo dos veces al día, por la mañana y antes de acostarse, aunque el indicado es realizarlo después de cada comida. Si el niño come en la escuela, puede preparársele un pequeño necesser con cepillo de dientes y pasta dental y comentarlo con la dirección de la escuela porque tengan prevista esta posibilidad.

También es importante recalcar la importancia de lavarse las manos antes y después de cada comida y siempre que estén brutas (después de jugar en el parque, después de ir al baño, etc.). La suciedad de las manos acostumbra a ser la causante de infecciones en la boca, ojos e intestinos, por lo cual es recomendable explicarlos la importancia que estén netas porque se mantengan sanos.

Ducha y baño

A diferencia de los padres, los niños hasta la adolescencia acostumbran a bañarse por la noche, puesto que durante el día acostumbran a ensuciarse bastante y el baño nocturno sirve para romper con la actividad diaria y prepararse para la cena o dormir. En el caso de los bebés, conviene hacer del baño un momento de placer y juego porque relacione la ducha/baño con una actividad placiente.

Corresponde a los padres enjabonar y lavar los cabellos de los pequeños hasta entrados los seis años, y hasta los diez años conviene supervisar estas acciones, puesto que los niños son poco sistemáticos y pueden olvidarse de enjabonar zonas del cuerpo. Además, hay que controlar muy bien la limpieza de su cabello, puesto que las plagas de piojos están a la orden del día y aparecen cuando se inicia el periodo escolar, especialmente entre los seis y los doce años. Por eso, hay que peinar el cabello cada día antes de ir a la escuela y aplicar un poco de colonia que, aunque está en desuso, es una buena práctica para evitar el contagio.

Higiene también en la ropa

Diariamente, los pequeños tienen que cambiarse de ropa interior y calcetines, y aprender a dejar las piezas brutas en su lugar (lavadero, cubo de la ropa bruta...). También es conveniente que el día anterior preparen la ropa que llevarán a la escuela, comprueben si los zapatos están netos o no, y aprendan a limpiarlos.

Tienes la obligación de dar ejemplo

Un punto a tener en cuenta en la higiene infantil es que los niños pequeños son grandes imitadores y, además, muy listos y poco dados a dejarse convencer porque sí. Por lo tanto, por mucho que se los intente convencer de los beneficios del lavado, solo si ven que los adultos también lo hacen, que los resulta agradable y que obtienen resultados placientes (en forma de elogios, de integración en un grupo de amigos, de verse «guapos» en el espejo) lo aceptarán cómo un hábito diario.

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