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A medida que pasan los años, especialmente a partir de los 65, es habitual que aparezcan dolores articulares que dificultan la movilidad y afectan la calidad de vida. A menudo se recomienda la natación o el pilates como opciones saludables y poco agresivas para mantener el cuerpo activo. Sin embargo, cada vez más especialistas señalan otra actividad como la más beneficiosa para las personas mayores con molestias articulares: el yoga.
Una práctica suave y accesible para todos
El yoga, lejos de ser una actividad reservada a personas jóvenes y flexibles, ofrece una versión adaptada para la tercera edad que resulta ideal para cuidar las articulaciones. No hace falta realizar posturas complicadas ni tener una gran forma física. Con movimientos lentos, respiración consciente y una atención plena al cuerpo, esta práctica milenaria proporciona beneficios físicos y emocionales a personas con movilidad reducida o dolor crónico.
Las sesiones de yoga para personas mayores suelen incluir posturas adaptadas con la ayuda de sillas, cojines o paredes, que permiten trabajar suavemente sin poner en riesgo las articulaciones. Esto facilita una práctica segura, agradable y eficaz para quienes buscan aliviar el dolor sin exigirse físicamente.
Beneficios que van más allá de la flexibilidad
El yoga no solo mejora la flexibilidad articular, sino que aporta muchos otros beneficios. Ayuda a mantener el equilibrio —reduciendo así el riesgo de caídas—, favorece un descanso más reparador y disminuye la necesidad de medicación para el dolor o la ansiedad. También contribuye a mantener un peso saludable, lo que reduce la presión sobre articulaciones como las rodillas, las caderas o los tobillos.
Otra mejora destacable es la circulación sanguínea, que permite una mejor nutrición de los tejidos y una recuperación más rápida en caso de inflamación. Pero quizá el beneficio más significativo es emocional: practicar yoga ayuda a las personas mayores a recuperar la sensación de control sobre su propio cuerpo, algo fundamental para mantener la confianza y la autoestima.
Tres posturas sencillas para empezar
Para quienes quieran iniciarse, aquí tenéis tres posturas adaptadas que pueden formar parte de una rutina suave y eficaz:
- Flexión hacia adelante sentado (Paschimottanasana adaptada): sentados con la espalda recta, inclinarse suavemente hacia adelante sobre un cojín o una silla. Estira la espalda sin forzarla.
- Torsión en silla: con los pies en el suelo y las piernas formando un ángulo recto, girar suavemente el tronco ayudándose del respaldo. Alivia la zona lumbar y activa la musculatura abdominal.
- Postura del perro hacia abajo modificada: apoyar las manos en una silla, alargar la espalda y empujar los talones hacia el suelo. Ideal para estirar todo el cuerpo y fortalecer brazos y piernas.
Es importante adaptar cada postura según las capacidades de cada persona y consultar a un profesional en caso de lesiones previas.
En definitiva, el yoga se consolida como una herramienta suave, accesible y poderosa para mejorar la salud física y emocional de las personas mayores. Con constancia y escucha interior, puede convertirse en un pilar fundamental para envejecer con bienestar y autonomía.
Fuente: www.elcabildo.org
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