Un equipo de investigadores ha creado un modelo para predecir el riesgo individual de cáncer de mama que podría usarse para crear estrategias personalizadas de cribatge de la dolencia. El estudio ha utilizado datos del Registro de Cáncer de Noruega (Oslo) y es una colaboración entre investigadores de este registro y el Instituto de Investigación Médica del Hospital del Mar. La investigación podría hacer que los programas de detección de cáncer de mama fueran más efectivos y, en una última instancia, mejorar las tasas de supervivencia. También se podrían reducir los falsos positivos y sobreadiagnòstics. Este trabajo se presenta este miércoles en el marco del 13 Congreso Europeo de Cáncer de Mama, que se celebra a Barcelona.
La investigación ha incluido datos de unas 50.000 mujeres que participaron al BreastScreen Norway entre el 2007 y el 2020. Este es un programa nacional que invita todas las mujeres de 50 a 69 años a hacerse una mamografía cada dos años.
Los investigadores usaron datos sobre diez factores de riesgo conocidos para estimar los riesgos de las mujeres individuales de desarrollar cáncer de mama durante un periodo de cuatro años. Entre estos había la edad, antecedentes familiares de cáncer de mama, dolencia mamaría benigna anterior, densidad mamaria, índice de demasiado corporal y consumo de alcohol. Se compararon estos factores de riesgo en mujeres con y sin diagnóstico de cáncer de mama para evaluar el impacto de cada factor de riesgo individual, desarrollar el modelo y verificar si este era preciso en términos generales.
Así, descubrieron que el riesgo de desarrollar cáncer de mama durante un periodo de cuatro años varió desde un 0.22 % por algunas personas hasta un 7,43 % para otros, con un riesgo mediano de 1,1'%.
La investigación ha indicado también que algunos factores son más importantes del que se pensaba anteriormente. Por ejemplo, el efecto protector de las horas de ejercicio que hace la mujer. Este es un factor que no acostumbra a incluirse en los modelo de predicción del riesgo de cáncer de mama.
Los investigadores apuntan que este modelo se podría utilizar para diseñar pruebas de detección personalizadas para reducir los daños y aumentar los beneficios de las mamografías. Por ejemplo, a alguien con bajo riesgo se le podría ofrecer una mamografía estándar cada tres o cuatro años y no cada dos. A alguien con riesgo mediano se le podría ofrecer una mamografía 3D avance cada dos años, mientras que a las personas con un riesgo alto se los puede ofrecer una nueva prueba de detección con mamografía o resonancia magnética cada año.
Aún así, alertan que todo ello se basa en un programa de detección en un país y hace falta más trabajos, cómo un estudio similar en un entorno diferente o una simulación por computadora, para comprender el impacto de la detección personalizada.
Comentarios