La Sociedad Catalana de Medicina Familiar y Comunitaria (CAMFiC) ha alertado de la tendencia que existe a los Servicios de Salud Pública de abusar de las prescripciones de antiinflamatoris a personas afectadas por el dolor persistente, una condición que sufre el 23,4 % de la población adulta del territorio español. Desde CAMFiC han recomendado reducir el consumo de fármacos y recurrir a el ejercicio y la educación en la raíz neurocientífica del dolor para evitar los efectos secundarios a los pacientes y los costes de la atención médica y de los medicamentos.
El dolor persistente es la primera causa de visita a la atención primaria, con un 30 % del total de las visitas. Esto comporta un importante coste por la Atención Primaria, puesto que estos pacientes tienden a ser polimedicats y frecuentan más las consultas. Antoni Morral, fisioterapeuta y miembro de la CAMFiC, ha asegurado que la mayoría de tratamientos que se utilizan a los Servicios de Salud Pública "son pasivos (farmacológicos e invasivos) y no cumplen las directrices clínicas actuales.
Concienciar a la población
A esta tendencia se suma el peligro de la automedicación. Según la coordinadora del grupo de Abordaje Transdisciplinar de Dolor Persistente (TraDop), la doctora Aina Perelló, "hay que concienciar la población que cuando las médicas recetan Ibuprofeno o Paracetamol es por un periodo concreto de tiempo, normalmente entre 7-8 días; no es un medicamento para tomar de forma crónica, porque puede tener efectos secundarios".
Se trata de una dolencia que afecta más las mujeres y los grupos de más edad. Un estudio en el ámbito europeo demostró que casi el 20 % de los adultos sufren un dolor persistente que afecta de manera considerable su vida social y laboral y que esta condición puede duplicar las probabilidades de incapacidad laboral de los afectados.
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