Caminar es una de las actividades físicas más recomendadas por médicos y especialistas, pero no todos los paseos aportan los mismos beneficios. Así lo explica David Carrizo, médico que defiende que caminar puede convertirse en un auténtico tratamiento preventivo siempre que se haga con la intensidad adecuada.
Según Carrizo, salir a caminar está muy bien, pero si se hace a un ritmo de paseo tranquilo y sin exigencia, los beneficios serán limitados. La clave está en la intensidad y la constancia. Por eso, el especialista recomienda dedicar al menos treinta minutos al día a caminar a paso ligero, ese ritmo que “te hace costar un poco hablar, pero aún te permite mantener una conversación”.
Esta marcha más enérgica pone en marcha procesos internos muy beneficiosos: aumenta la sensibilidad a la insulina, acelera el metabolismo y ayuda a reducir la grasa visceral, considerada una de las más peligrosas por su vínculo directo con enfermedades metabólicas como la diabetes o problemas cardiovasculares. De este modo, el cuerpo se vuelve más eficiente a la hora de gestionar la glucosa y la energía almacenada.
Sin excusas ni grandes inversiones
Una de las grandes ventajas de caminar con intención es que no hace falta inscribirse en un gimnasio ni disponer de grandes equipamientos. “Solo necesitas unos zapatos cómodos y ganas de moverte”, afirma Carrizo. Cualquier entorno urbano ofrece rutas para incorporar este hábito saludable a la rutina diaria. Además, caminar en ayunas o justo después de comer potencia aún más los efectos sobre los niveles de azúcar en sangre, ya que el organismo aprovecha mejor la glucosa circulante.
Los estudios confirman que treinta minutos de marcha intensa cada día ayudan a controlar el peso, mejorar la salud cardiovascular y reducir el perímetro abdominal, un indicador clave de la acumulación de grasa interna. Pero, como en cualquier hábito, la disciplina es esencial: no hacen falta aplicaciones para contar pasos ni dispositivos de seguimiento. Carrizo lo tiene claro: “Solo necesitas tus piernas, constancia y un poco de intención”.
Pequeños trucos para empezar
Para aquellas personas que quieren comenzar, el médico recomienda fijar metas realistas y aumentar progresivamente la distancia o la dificultad del recorrido, por ejemplo incorporando pequeños tramos en pendiente. Así se evita la monotonía y se mantiene viva la motivación.
Otros consejos prácticos son programar la salida siempre a la misma hora, hidratarse antes y después de la caminata y usar ropa cómoda y transpirable. Y si el clima no acompaña, no hay excusas: un pasillo largo o subir y bajar escaleras pueden sustituir perfectamente el paseo exterior.
El mensaje de Carrizo es claro: caminar es una herramienta terapéutica al alcance de todos, pero, como cualquier tratamiento, requiere una dosis y una intensidad adecuadas. Pasear relajadamente puede ayudar a despejar la mente, pero caminar con decisión transforma la salud y mejora, día a día, la calidad de vida.
Fuente: www.elconfidencial.com
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