Dolor abdominal difuso, hinchazón persistente en el abdomen o sensación de estar llena tras haber comido muy poco son síntomas habituales que a menudo se atribuyen a malas digestiones o problemas intestinales leves. Sin embargo, estas molestias pueden ocultar una realidad mucho más grave: un cáncer de ovario en fase inicial. Esta enfermedad silenciosa afecta anualmente a unas 3.600 mujeres en España, según datos de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO).
A pesar de representar solo un 3% de los tumores femeninos, el cáncer de ovario es la quinta causa de muerte por cáncer entre las mujeres españolas. Esto se debe, en gran parte, a que entre un 70 y un 80% de los casos se diagnostican en fases avanzadas, cuando el tumor ya ha progresado y las opciones de tratamiento son más limitadas.
Síntomas habituales pero a menudo ignorados
La SEGO destaca varios síntomas que deberían encender todas las alarmas:
- Hinchazón abdominal persistente
- Dolor pélvico o abdominal constante
- Sensación de plenitud con pequeñas cantidades de comida
- Molestias al orinar o al defecar
- Pérdida de peso sin motivo aparente
- Sangrado vaginal inusual
Estos signos pueden estar relacionados con la acumulación de líquido en el abdomen (ascitis) o en la pleura, lo que también puede provocar dificultad para respirar. A medida que el tumor crece, presiona órganos cercanos y puede generar trastornos digestivos o urinarios.
¿Quién tiene más riesgo?
El cáncer de ovario afecta mayoritariamente a mujeres entre los 50 y los 75 años, especialmente después de la menopausia. Pero no es el único factor de riesgo. También hay que tener en cuenta:
- Antecedentes familiares de cáncer de ovario o de mama
- Presencia de mutaciones genéticas BRCA1 o BRCA2
- No haber tenido hijos
Estas condiciones no significan que se desarrollará la enfermedad, pero sí que aumentan la probabilidad y, por tanto, requieren mayor vigilancia médica.
Diagnóstico precoz: la clave para mejorar la supervivencia
El principal reto es la detección precoz, ya que no existe una prueba de cribado específica como en el caso del cáncer de mama o de cuello de útero. Aun así, una ecografía transvaginal y un análisis de sangre con marcadores tumorales (como el CA-125) pueden ayudar a identificar posibles casos sospechosos.
Los avances médicos han mejorado mucho el pronóstico. Cirugías menos invasivas y terapias dirigidas, como los fármacos inhibidores de la proteína PARP (olaparib, rucaparib), han marcado un punto de inflexión especialmente en pacientes con alteraciones genéticas.
Escucha a tu cuerpo
Hoy en día, la tasa de supervivencia del cáncer de ovario se sitúa alrededor del 41%. Pero esta cifra puede aumentar si la detección se realiza a tiempo. Por eso, si notas cualquiera de los síntomas de forma recurrente, no los ignores: consulta a tu ginecólogo. Detectar el cáncer en fases iniciales puede ser vital para el pronóstico y la calidad de vida.
Fuente: www.diaridegirona.cat/salut
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