Realidad o leyenda urbana? Intentaremos posar luz a la oscuridad a una pregunta que, probablemente, os habéis hecho alguna vez. Comer rápido engorda? La conclusión podría ser que sí. Pero no por el simple hecho de comer rápido, sino por todo aquello que puede desencadenar esta actitud ante la comida o de la cena. La periodista Rosanna Carcelero lo detalla con testigos de expertos a Rac1.cat.
"Comer compulsivamente no es ni normal ni deseable", dice Magda Carlas, doctora especialista en nutrición, a su libro La dieta puede esperar (Libros Cúpula). Y es que si comes rápido seguramente es porque comes ante el ordenador o porque tienes prisa por el que tienes que hacer después. La mente está centrada en mil cosas, más que no en el que comes. Comer rápido es sinónimo de comer sin ser conscientes de la importancia de la alimentación.
Cómo que la mente desconecta del que comes, cuando estás pendiente de otra cosa y comes muy rápido, por norma general comes mucha más cantidad del que tendrías que comer, por la hambre real que tienes. Y esto tiene una explicación fisiológica. "Tenemos dos hormonas, la grelina y la leptina; una es la que me dice que empiece a comer, y la otra es la que me dice que pare porque estoy tip. Si como delante del ordenador, sin ser plenamente consciente, posiblemente cuando me llegue la señal que estoy tip, ya tendría que haber parado tres croquetas antes", explica a Rac1.cat Ángela Quintas, química experta en nutrición clínica que acaba de publicar El secreto de la buena digestión (Planeta).
Como consecuencia, comer rápido es uno de los primeros problemas que genera sobrepeso en personas con tendencia a engordarse más de la cuenta. A banda, esta excesiva cantidad de comer también tiene influencia en el riesgo de acabar teniendo ciertas dolencias. Endrapar en pocos minutos también aumenta el riesgo del llamado síndrome metabólico, que describe dolencias cómo la obesidad, la presión arterial elevada o los niveles altos de colesterol malo. Es una conclusión de un estudio de la Universidad de Hiroshima, al Japón, que se hizo siguiendo durante cinco años más de 1.000 personas. Hasta el 11,6 % de los que comían más rápido desarrollaron el síndrome.
Por todo ello, porque tu cuerpo no sufra todos estos efectos negativos, los expertos recomiendan dedicar al menos 20 minutos a la comida y a la cena. De hecho, según algunos especialistas, no tendrían que ser menos de 45.
Fuente: rac1.cat.
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