Un estudio reciente, impulsado por la fundación Rezero en colaboración con el CSIC y el apoyo del Departamento de Igualdad y Feminismos, ha revelado la presencia de plastificantes potencialmente tóxicos en todas las muestras analizadas de compresas y tampones desechables comercializados a Cataluña. Este hallazgo posa en evidencia los riesgos para la salud de las mujeres y el impacto ambiental de estos productos.
Plastificantes en compresas y tampones
El estudio ha detectado tres tipos principales de plastificantes: ftalatos (PAEs), ésteres organofosforados (Opas) y NPPs, utilizados como alternativas a los ftalatos. Muchas de estas sustancias tienen efectos tóxicos conocidos, como la disrupción endocrina, la neurotoxicidad e incluso la capacidad de provocar cáncer. Según Ethel Eljarrat, directora del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC), los niveles de estos compuestos son especialmente elevados en las compresas.
Absorción por contacto en zonas sensibles
El contacto directo de estos aditivos químicos con una zona tan sensible como los genitales aumenta la preocupación por los efectos en la salud. "El flujo vaginal facilita la absorción de estos componentes químicos, y esto puede hacer que el grado de absorción sea más elevado que en otras partes del cuerpo", señala Eljarrat. A pesar de que todavía no se conoce con exactitud el impacto a largo plazo de estas sustancias, los datos apuntan a la necesidad de una regulación más estricta.
Una carencia de transparencia
Uno de los problemas principales es la falta de claridad en el etiquetado de los productos menstruales. Cómo explica Marta Beltran, directora de proyectos de Rezero, los hashtags a menudo solo indican la presencia de plástico, pero no especifican qué aditivos químicos se han utilizado. Esta opacidad dificulta que las consumidoras tomen decisiones informadas y aumenta los riesgos para la salud.
Un impacto ambiental grave
Además de los riesgos para la salud, los plastificantes presentes en compresas y tampones tienen un impacto ambiental significativo. Estos compuestos químicos se dispersan cuando los productos se convierten en residuos, contaminando tierras y mares. Según Eljarrat, "estos compuestos pueden llegar a nosotros por otras vías, como el consumo de pez contaminado".
El uso de productos menstruales desechables genera, a lo largo de la vida fértil de una mujer, unos 180 kilos de residuos. Esta cifra refleja un gran reto ambiental que requiere una acción inmediata.
Alternativas más seguras y sostenibles
Para reducir tanto los riesgos para la salud como el impacto ambiental, Rezero propone el uso de productos menstruales reutilizables como las copas menstruales o las compresas de tela, que están libres de tóxicos. En caso de optar por productos desechables, es esencial elegir aquellos fabricados con algodón orgánico, libro de pesticidas y aditivos químicos nocivos.
En definitiva, este estudio pone de manifiesto la necesidad de una regulación más estricta de los productos menstruales y la importancia de fomentar alternativas más seguras y sostenibles. Proteger la salud de las mujeres y el medio ambiente tiene que ser una prioridad en la industria de estos productos esenciales.
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