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La basura orgánica, asignatura pendiente del reciclaje

A pesar de décadas de campañas y normativas, Cataluña —y el Maresme en particular— continúan estancados en la recogida de la fracción orgánica. Maresme Circular nos explica por qué esto es un problema y como podemos mejorarlo

Si eres de los que separan en casa el papel, el vidrio y los envases y piensas que con eso ya haces suficiente, te equivocas: te estás olvidando de la materia orgánica, ¡una de las fracciones más importantes! Puede que no lo parezca, pero los restos de comida que tiramos a la bolsa de basura que no toca acaban siendo uno de los grandes obstáculos para cumplir los objetivos europeos de reciclaje y recogida selectiva. La fracción orgánica representa cerca del 40% del total de residuos municipales que generamos: restos de alimentos, huesos, espinas, cáscaras, flores y pequeña poda de jardinería. Es la fracción más abundante en peso y la que peor se separa en nuestros hogares. Y esto, según Maresme Circular —la marca del Consorcio de Residuos del Maresme—, es un problema estructural que hay que afrontar de manera urgente y colectiva.

Una década de estancamiento

“Hace más de una década que estamos estancados. En Cataluña recogemos la misma cantidad de orgánica año tras año”, alertan desde el Consorcio. Aunque en Cataluña fuimos pioneros en implantar la recogida de orgánica hace más de 25 años, hoy solo se está captando una tercera parte de lo que se genera. Las otras dos terceras partes acaban en el contenedor gris, mezcladas con todo tipo de residuos, lo que hace mucho más difícil su recuperación.

Solo se capta una tercera parte de la basura orgánica que se genera

En el Maresme, la situación no es muy diferente: se recogen anualmente unas 30.000 toneladas de la fracción orgánica, una cifra que no ha variado mucho en los últimos 10 años. Lo que sí ha cambiado son algunos hábitos sociales: el desperdicio alimentario ha disminuido, cada vez más personas utilizan tuppers para llevarse la comida sobrante de los restaurantes y planifican mejor las comidas. En consecuencia, se genera un poco menos de residuo orgánico, pero eso no es suficiente para dar el salto cualitativo necesario.

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Separación de la orgánica en la planta de tratamiento de residuos. Foto: Maresme Circular

¿Por qué no mejoramos?

La ciudadanía la percibe como incómoda, a menudo por motivos infundados

La recogida de orgánica es percibida como la más difícil para la ciudadanía. Huele mal, gotea y es la fracción más incómoda de gestionar. “Si tenemos que elegir, antes separamos el vidrio o el cartón. La orgánica a menudo se queda por el camino”, apuntan desde Maresme Circular. Además, circulan falsos mitos como que no se puede guardar ni dos días en casa por los malos olores y que con el puerta a puerta solo se puede comer pescado dos veces por semana... pero la realidad es que, con cubos aireados y bolsas compostables, se puede conservar correctamente hasta el día que toca depositarla en el contenedor correspondiente o sacarla mediante el puerta a puerta.

Todo esto frena la participación ciudadana y limita la eficiencia de los sistemas de recogida tradicional. Y sin una mejora clara en la captación de la fracción orgánica, Cataluña no podrá cumplir los objetivos europeos de reciclaje: el 55% en 2025, el 60% en 2030 y el 65% en 2035. Actualmente estamos estancados en el 40%.

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La orgánica tratada se convierte en compost. Foto: Maresme Circular

Ahora bien, aquellos municipios que tienen implementados sistemas eficientes de recogida, ya sea contenedores inteligentes o el puerta a puerta, han visto cómo sus porcentajes de recogida selectiva han aumentado significativamente, también el de la fracción orgánica. Un ejemplo es Sant Andreu de Llavaneres, que en 2022 implementó la recogida puerta a puerta, pasando de recoger selectivamente un 58,8% de los residuos en 2022 a un 79,6% en 2023, entre los cuales 114,16 kg por habitante / año de materia orgánica, un 8,8% más respecto a 2022.

La orgánica mal separada, un problema ambiental

Cuando la fracción orgánica no se separa correctamente y acaba mezclada con otros residuos en el contenedor gris, su gestión se vuelve mucho más compleja. En la planta de tratamiento de residuos del Maresme, cuando la orgánica llega dentro de la bolsa de rechazo, lo primero que hay que hacer es intentar separarla, y eso implica procesos mecanizados con alta tecnología que son costosos.

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De la orgánica también se puede hacer biogás. Foto: Maresme Circular

Se puede extraer compost fertilizante y biogás

Una vez separada, o bien se puede valorizar generando biogás o bien se puede hacer compost. No obstante, el compost que se obtiene es de una calidad tan baja que por ley debe llevarse al vertedero o incinerarse para hacer energía. Y eso implica desaprovechar su potencial como recurso. La orgánica bien separada también puede seguir dos vías de tratamiento: compostaje (con oxígeno) o metanización (sin oxígeno). En ambos casos, se obtiene un producto con valor: compost fertilizante y biogás. En el Maresme, toda la orgánica separada selectivamente se lleva a la planta de Granollers, donde se transforma en energía y en compost que después acaba en nuestros campos y huertos agrícolas, cerrando el ciclo.

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Cubos de basura orgánica de un ayuntamiento del Maresme

El espejo del País Vasco y Navarra

Se necesitan más campañas para concienciar a la ciudadanía

Hay regiones del Estado que han conseguido superar el techo de cristal de la recogida selectiva. El País Vasco y Navarra están por encima del 50% en recogida total gracias, principalmente, a una captación mucho mejor de la fracción orgánica. Esto se explica no tanto por la tecnología, sino por la implicación social: campañas continuadas, sumadas a una ciudadanía concienciada y a sistemas efectivos —aunque estos también se aplican en Cataluña— como el puerta a puerta o los contenedores cerrados.

Cataluña, pese a haber sido pionera en la implantación de sistemas innovadores de recogida, no ha conseguido la misma respuesta social. “Hablamos mucho de envases, mucho de textil... pero muy poco de orgánica”, lamentan desde el Consorcio.

Hacia el cambio: romper barreras y visibilizar el retorno

Desde Maresme Circular, la receta para salir del estancamiento pasa por varios frentes:

  • Mejorar la comunicación: hacer entender que la orgánica que se recoge del contenedor gris es de muy baja calidad y muy costosa de separar, mientras que la orgánica bien separada tiene un alto valor para hacer compost. También hay que explicar que, si utilizamos cubos aireados y bolsas compostables, la orgánica se puede mantener en casa un par de días sin que huela hasta que la podamos tirar en los contenedores inteligentes o en el puerta a puerta el día que corresponda. Y que si separamos bien los residuos en casa, veremos enseguida que en realidad generamos muy poco rechazo.

  • Visibilizar el retorno: regalar compost a los vecinos, usarlo en los parques y jardines municipales, explicar dónde va a parar la basura bien separada.

  • Potenciar la recogida eficiente: seguir promoviendo el puerta a puerta o los contenedores inteligentes donde sea viable.

  • Trabajar la conciencia colectiva: sin una mayor participación ciudadana, no hay objetivos europeos que valgan.

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