Pinos maresmencs afectados por el Tomicus. Foto: R. G.
Pinos maresmencs afectados por el Tomicus. Foto: R. G.

Los bosques maresmencs, en peligro

La plaga del Tomicus, el cambio climático y la carencia de gestión forestal amenazan con hacer desaparecer los pinares y alzinars de la comarca

Pintan bastos para los bosques maresmencs. Los pinares y alzinars que hoy llenan la comarca van camino de desaparecer en los cercanos 20 o 30 años. Suena a puro alarmismo, pero es un peligro totalmente real, que de hecho tiene visos de ser incluso irreversible. Así lo alertan desde el servicio de medio ambiente del Consejo Comarcal del Maresme, después de haber detectado los estragos causados por la plaga del Tomicus al pino pinyer de la comarca. Pero el escarbat en si no es el problema: todo viene agudizado por los efectos del cambio climático (sequías cada vez más prolongadas) y por la carencia de gestión forestal del territorio. "El mal está hecho, ahora ya sólo nos queda adaptarnos a la nueva situación", afirman desde el organismo.

De cara al 2050, el paisaje del Maresme se asemejará al que hoy presentan zonas del litoral español más cálidas y secas como por ejemplo la costa almeriense. La cabeza de Gata, un parque natural bellísimo pero pelado de árboles y formato sólo por matorrales, es el espejo en el cual la comarca se tiene que reflejar para prever su futuro. "Paisajes como nuestro actual se tendrán que ir a buscar a latitudes como Alemania, si todo sigue así", resuelve Fernando Cabello, director de Medio ambiente del Consejo Comarcal. El estudio que la administración comarcal está haciendo en colaboración con la Federación de Agrupaciones de Defensa Forestal, los resultados definitivos de los cuales se presentarán en unos meses, deja claro que los bosques espesos del Maresme están empezando a ser historia. El ingeniero de monte Oriol Balsa, que dirige la investigación, está haciendo una proyección de futuro a partir de los escenarios planteados por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC). Y esta proyección apunta que el paisaje actual del Maresme se transformará en matorrales y bosques esclarissats más adaptados a las futuras condiciones ambientales.


Las causas del desastre

Hoy casi todo el mundo ha sentido a hablar del Tomicus y de los estragos que está provocando en el pino pinyer de la comarca. Esta plaga afecta los árboles y en muy poco tiempo los acaba matando, generando un riesgo añadido de incendios e inundaciones por el alta presencia de arbolado muerto. Es una plaga que no es posible de erradicar, así que el único que se puede hacer es cortar el árbol afectado y triturar-lo, a la vez que se limpian las parcelas de árboles muertos para intentar permitir la regeneración a través otras especies como la encina. Pero el tomicus, que ya se está extendiendo en el Vallès y en La Selva, no es paso nuevo en la zona: es endémico, ha sido siempre. Por qué es tan virulento ahora, pues? "Cuando un árbol está sano, si lo ataca este escarabajo tiene suficientes defensas naturales para superarlo, pero hoy no lo están bastante", recalca Cabello. A madrigueras de la carencia de gestión del sol forestal, hay un exceso de árboles a los bosques maresmencs, compitiendo todos por una cantidad insuficiente de nutrientes. Demasiado arbolado y un sol cada vez menos fértil, a causa también de la situación actual de estrés hídrico motivada por los episodios graves de sequía que se acumulan en los últimos tiempos. "Si no tuviéramos esta sequía, esto simplemente no pasaría", avisan desde el Consejo Comarcal.

tomicus tronc

Es por lo tanto al cambio climático, al aumento global de la temperatura y el descenso de las precipitaciones (que no de los temporales virulentos) y a sus efectos a quienes hay que culpar de las cerca de 1.200 hectáreas de pinar afectadas que se prevén quehabrá a finales de este 2018 a la comarca. Actualmente el 65% del territorio maresmenc está formado por bosques, unas 24.000 hectáres, de las cuales 8.600 son pinares. Esto implica que el tomicus ya ha afectado el 5% del bosque maresmenc y el 14% de los pinares. Se prevé que de cara a finales de año la cifra aumente hasta las 2.000 hectáreas perjudicadas, concentradas sobre todo entre Argentona y Dosrius, por un lado, y Canet de Mar y Sant Pol de Mar, de la otra.

"Cuando un pino está sano, si lo ataca el tomicus tiene suficientes defensas naturales para superarlo, pero hoy no lo están bastante"

Hay otra cuestión que hay que tener en cuenta, la carencia de gestión forestal en comparación con las décadas pasadas, cuando el Maresme, como el conjunto de la sociedad, se sustentaba mucho más en la vida rural que ahora. La inmensa mayoría de los bosques maresmencs son privados, de forma totalmente atomizada: centenares de propietarios con parcelas muy pequeñas que dificultan enormemente que se pueda hacer una gestión conjunta del territorio. Desde el Consel Comarcal se está intentando que estos propietarios se assocíin para formar conjuntos más grandes que faciliten la interlocución y las vías para destinar recursos públicos a la lucha contra plagas como el Tomicus. "Hoy en día cuesta mucho sacar rendimiento económico a los bosques, a los propietarios no los usrt por anticipado invertir dinero para hacer una gestión sostenible", explica Cabello, que apunta que por este motivo "a nivel general están muy dejados".

en el Maresme hay 24.000 hectáreas de bosque y 8.600 hectáreas de pinares. Por lo tanto, como que a fecha de hoy hay 1.200 hectáreas de pino pinyer afectadas por Tomicus, el porcentaje de superficie afectada es del 5% del bosque del Maresme y del 14% de los pinares del Maresme.


Muchas más consecuencias de las imaginables

La desaparición de los bosques maresmencs tal y como los conocemos tiene muchas más consecuencias de las que un ciudadano corriendo seguramente se puede imaginar. La más evidente es el cambio del paisaje de la comarca, la brutal pérdida de ecosistema y de diversidad que esto supondrá. "El primero damnificado es el bosque, pero después venimos todos nosotros" relata el director de Medio ambiente del Consejo Comarcal. Para el Maresme, la pérdida de bosque puede tener efectos dramáticos, potenciados por el cambio climático. Si bien las sequías son cada vez más pronunciadas, también lo son, en el otro extremo, los temporales de lluvia. Llueve menos, pero cuando lo hace el agua cae con más violencia. Si la demasiada forestal disminuye como lo está haciendo ahora, el impacto del agua se amortiguará mucho menos y las avenidas de las Rieras, las terroríficas rieras maresmenques, serán mucho más grandes. "Si hoy ya tenemos problemas con ellas, sólo hay que recordar los temporales de octubre de 2016, en el futuro serán todavía mucho más graves", resuelve Cabello. Con una distancia de entre 2 y 4km a lo largo del Maresme entre el mar y la cordillera Litoral, las corrientes de agua de las rieras tienen un desnivel muy grande para llegar al mar, toma mucha velocidad y las rieras se desbordan. Sin bosque a la cabecera y con chubascos mucho más intensos, las riadas serán mucho más potentes y los daños se agravarán a nivel material y personal.

rierada vilassar de mar

Las lluvias torrenciales son fruto del cambio climático. Cuando el agua cae de manera tan virulenta, la mayoría de la precipitación desliza y por lo tanto el sol no lo aprovecha. El resto del año pozo muy poco, aumenta la sequía y por lo tanto aumenta la temperatura mediana. Esto comporta que la cantidad de agua que necesita la planta o el árbol para combatir el calor sea mayor, pero en cambio la situación de estrés hídrico es total. "Temperatura más alta, menos agua disponible... El escenario es alarmante", resume Cabello. De todo también sederiva, como es obvio, un riesgo de incendio forestal mucho más elevado. La sequía, el aumento de las temperaturas y la presencia de árboles muertos y secos a los bosques, los cuales están demasiado poblados y sin un mantenimiento necesario, son un cóctel realmente peligroso. En los últimos años el Maresme se ha salvado de sufrir grandes incendios, pero ni mucho menosestá a resguardo.

"Hoy en día cuesta mucho sacar rendimiento económico a los bosques, a los propietarios no los usrt por anticipado invertir dinero para hacer una gestión sostenible"

Un problema muy grave que está sufriendo la comarca en este ámbito, a pesar de que no vinculado a los bosques, son los daños que está sufriendo el litoral debido a los temporales marítimos, que están siendo mucho más fuertes y recurrentes que en el pasado. El litoral maresmenc es especialmente sensible porque acumula muchas infraestructuras clave: vías del tren, la carretera n-II y el colector de aguas residuales. "Es una densidad de servicios muy elevada en una franja muy vulnerable", constata Cabello. Pero cómo se soluciona? El traslado de todas estas infraestructuras sería terriblemente costoso y requeriría de mucho tiempo. Hay que parar el golpe de otro modo, pero de momento no se ha llegado a ninguna solución. Desde la Dirección general de Costas del gobierno del Estado se ha propuesto la construcción de numerosos espigones y diques paralelos a la playa semisubmergits. Pero el proyecto no está dotado de presupuesto y a la vez genera muchas dudas entre los expertos del territorio.


Qué solución hay?

La respuesta a la pregunta 'hay solución?' es bastante desencoratjadora. Los expertos consideran que la situación es irreversible. "Sólo nos queda adaptar el territorio a las nuevas condiciones", aseguran desde el Consejo Comarcal. Una opción sería contar con especies de arbolado más tolerantes al nuevo escenario, pero el alzinar que abunda en la comarca se está mostrando poco resistente a las condiciones actuales. Qué quiere decir adaptar el territorio a las nuevas condiciones? Esto es el que se está estudiando a administraciones como el Consejo Comarcal, que ha creado un servicio específico en el ámbito de cambio climático para adaptar la manera como el territorio gestiona el agua, los bosocs, las rieras o la dinámica litoral. Por ejemplo, habrá que ser mucho más cuidadosos con las zonas inundables, mucho más expuestas en años futuros a los riesgos de riadas.

"La situación es irreversible, y hoy sólo nos queda adaptar el territorio a las nuevas condiciones climáticas y ambientales"

El más necesario ahora es destinar recursos públicos coordinando las diferentes administraciones con los propietarios de los bosques. Este 2018 se ha creado una mesa institucional formada por varios organismos que tiene que trabajar en esta línea, y la Generalitat ha duplicado la inversión para luchar contra el tomicus (de 100.000 euros el 2017 a 200.000 el 2018). La Diputación, por su parte,ha destinado 70.000 para tres asociaciones de propietarios forestales. Desde el Consejo Comarcal, pero, reconocen que son poco dinero, puesto que los permitirá actuar sobre 160 hectàries de las 1.200 afectadas. En realidad se necesitarían 1,5 millones de euros para una actuación efectiva.

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