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Manel Barceló y Lluís Soler, dos viejos amigos al Teatro Principal

Esta es una des obras más representativas de Nathalie Sarraute, autora francesa de origen ruso

Llega al Teatro Principal una de las obras más representativas de Nathalie Sarraute, autora francesa de origen ruso, proclamada por Sartre cómo una de las figuras más relevantes de la antinovel·la y que el 1982 deslumbró en el mundo con esta pieza teatral.

"Por un sí o por un no" trata de dos viejos amigos que, a partir de una conversación insignificante, entran en una batalla sin tregua y se hunden en un juego de posturas irreconciliables. Una obra teatral corta pero intensa, escrita en un solo acto. Dos personajes, un escenario y un enorme contenido. Un texto articulado alrededor de la "verdad" de las palabras, que puede llevar a consecuencias incalculables.

Esta vez, el duelo interpretativo no se queda atrás: lo interpretan Manel Barceló y Lluís Soler, dos grandísimos actores de aquellos que sólo al ver su nombre a la cartelera es suficiente para atraer el público. Los dirige Ramon Simó, todo un maestro que, con sus conocimientos, los ha hecho disfrutar de lo lindo a los ensayos.

La obra es un homenaje a las palabras, sobre todo las que quedan sepultadas detrás las que sentimos o pronunciamos. Un texto que avisa de la relevancia de una coma, unos suspensivos o un punto de admiración cuando hablamos. "Ellos son dos personajes diferentes, con dos formas de vida opuesta y dos puntos de vista sobre el mundo", dice Simó. Uno tiene una relación abierta con el mundo. Es vital, tiene un hijo, pareja, éxito, le gusta la vida en la ciudad, le gusta trabajar... El otro se relaciona con la vida de una manera más contemplativa, más poética... "Quién tiene la razón, el que mueve el mundo o el que se emperra en que tenemos que ser más felices de otro modo?", cuestiona la autora, según Simó. "Cuando uno se emperra en que el otro lo ha menystingut y le reprocha, se desencadenan un montón de historias. Hemos trabajado la discusión entre estos dos amigos con un realismo penetrante. La gente sale discutiendo quién de los dos tiene razón; todos están de acuerdo en qué el que se llama forma parte de la vida. No es una maniobra formal de lenguaje: es una exposición sintética y cruda de cómo nos relacionamos los unos con los otros", continúa Simó.

La obra es de las multirepresentades. Nos hablan de que ha habido versiones en que los dos personajes son idénticos. Incluso hubo una, en París, en que día sí y día no, se intercambiaban. Simó no lo ha visto así: "Si lees el texto en profundidad ves que son muy diferentes. No rompen "por un sí o por un no, es el mundo el que los hace creer esto. Pienso que la autora va más allá y el que nos quiere decir es que vale la pena decidir las cosas en un momento en qué todo el mundo nos dice que ya lo decidirán los otros".

Los dos coinciden en que el poder de las palabras es muy potente y todavía más, se ha ido al muelle del hueso de los personajes y los han construido con la máxima humanidad: "Si nos peleáramos y llegáramos a las manos, acabaríamos amigos. Pero discutiendo con tanta profundidad...".

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