El Maresme vuelve a recibir una señal de alerta ambiental. El seguimiento anual de mariposas en el Parque de la Serralada Litoral, concretamente en el entorno del turó de Baldiri, entre Teià y Premià de Dalt, confirma una fuerte caída de las poblaciones de ropalóceros durante 2025. En solo un año, el número de ejemplares observados se ha reducido casi a la mitad, un hecho que preocupa a los gestores del parque y a los expertos en biodiversidad. Según los datos recopilados, este 2025 se han contabilizado 1.147 mariposas de 28 especies, una cifra muy inferior a las 2.207 registradas en 2024. El seguimiento se enmarca dentro del Catalan Butterfly Monitoring Scheme (CBMS), un proyecto científico de referencia que analiza la evolución de las mariposas en todos los espacios naturales de la Red de Parques Naturales de Cataluña. En el turó de Baldiri, el censo se realiza mediante un itinerario fijo de cerca de dos kilómetros, recorrido semanalmente durante 30 semanas, entre marzo y septiembre.
Los expertos señalan que esta caída no es un hecho aislado, sino que refuerza una tendencia negativa detectada en los últimos años. Históricamente, la comunidad de mariposas del Maresme estaba dominada por especies generalistas, más adaptables a los cambios. Sin embargo, los datos de 2025 indican que el descenso ya afecta también a estas especies comunes, después de que en años anteriores desaparecieran o disminuyeran sobre todo las más especialistas.

Entre las especies más abundantes de este año se encuentran la saltabardisses cintada, la margenera común y varias especies del género Hipparchia. Aun así, muchas otras mariposas presentan registros muy bajos, con nueve especies que no superan los cinco individuos en toda la temporada, un indicador claro de fragilidad ecológica. A pesar de todo, destaca la presencia del fauno pardo, una especie que ha desaparecido en otras zonas de Cataluña pero que todavía resiste en el Maresme.
¿Qué explica esta caída tan pronunciada?
Los estudios apuntan principalmente al impacto del cambio climático, con episodios de calor extrema y sequías recurrentes, y a la pérdida de hábitats abiertos. El progresivo cierre de la vegetación, con menos prados y pastos y más masa forestal continua, reduce los espacios favorables para muchas especies de mariposas. Desde el Parque de la Serralada Litoral se destaca que la continuidad del seguimiento científico es clave para entender la evolución de este fenómeno y aplicar medidas de gestión adecuadas. La situación de las mariposas, consideradas bioindicadores, refleja un desequilibrio ambiental que también afecta a otras especies y pone de relieve la necesidad de actuar para preservar la biodiversidad en el Maresme.
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