El verano trae consigo un incremento de tráfico en las principales autopistas catalanas, no solo de manera interna, sino también por el paso de vehículos que circulan en dirección a Europa o al norte de África. Con el objetivo de reducir el riesgo de accidentes, el cuerpo ha establecido varios controles de tráfico, algunos de ellos orientados única y exclusivamente al transporte de pasajeros, principalmente autobuses. El objetivo es garantizar que los conductores estén descansados y que los vehículos se encuentren en condiciones óptimas para garantizar su seguridad. Este jueves por la tarde se ha organizado uno de estos controles en la AP-7, justo donde se encontraba el antiguo peaje de la Roca del Vallès, y donde se ha hecho uso de dispositivos de control aéreo, con un dron y un helicóptero.
Los Mossos hace tiempo que han puesto el ojo en el transporte de pasajeros, dado que implica el desplazamiento de vehículos de gran tonelaje y con muchas personas en su interior. Coincidiendo con el grave accidente de un bus este martes en la C-32, a la altura de Tordera, el cuerpo ha mostrado este jueves de qué manera se trabaja para realizar un tipo de controles orientados solo a este tipo de vehículos, y que con el verano ganan protagonismo por el incremento de la movilidad.

El lugar elegido ha sido el antiguo peaje de la AP-7 en la Roca del Vallès y en sentido Girona, un espacio donde solo queda parte de la estructura de la antigua zona de pago. El control, sin embargo, comienza kilómetros antes, con la ayuda del helicóptero que permite localizar un vehículo en cuestión, y desde donde se informa en tierra para que un coche de la división de Tráfico inste al conductor a seguirlos. El seguimiento también se realiza desde un dron, que permite tener una visión aérea desde el punto de control del tráfico y de los kilómetros más cercanos.
"Retiramos el vehículo de la autopista hacia una zona segura, y allí controlamos dos elementos: el conductor, con una prueba de alcoholemia, el permiso de conducir y el de transporte de pasajeros, y luego el vehículo, analizando el tacógrafo, que es el que nos indica quién conduce, el tiempo que lleva haciéndolo, si ha descansado, y la velocidad", explica el sargento Toni Sòria, jefe de la Región Metropolitana Norte de Tráfico. "Nos interesa el descanso, que la persona conduzca en las condiciones adecuadas", añade Sòria, motivo por el cual el control del tacógrafo es lo que más tiempo lleva. En este control también se verifica que se disponga de los sistemas de extinción de incendios necesarios en el interior del autocar, así como que las ruedas estén en buen estado o que los retrovisores y el parabrisas no tengan grietas potencialmente peligrosas.
Aunque este tipo de controles se realizan durante todo el año, el sargento destaca que en verano hay un incremento de la movilidad, que implica más riesgos en la carretera. "Supone que al tráfico habitual se suma el del transporte de pasajeros, tanto en sentido norte como en sentido sur, hay quienes van a otros destinos desde Europa, como por ejemplo África", añade.

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