La transformación de la N-II y la mejora de los accesos a la C-32 en el Maresme encara su arranque definitivo. El Departamento de Territorio prevé que las primeras actuaciones se inicien durante 2026, una vez se formalice este diciembre el convenio de financiación con el Ministerio de Transportes. El secretario de Infraestructuras, Manel Nadal, ha asegurado que el despliegue en el territorio avanzará rápidamente gracias a la fórmula de las encomiendas de gestión, que “duplica la capacidad de ejecución de obras” de la Generalitat.
Con este convenio —el único que queda pendiente de los cinco previstos para este 2025— el Maresme podrá activar un proyecto largamente reivindicado, con una inversión global de 384 millones de euros hasta 2032 por parte del Estado, a los que hay que sumar los 120 millones que Territorio destina a los nuevos accesos de la C-32.
El secretario de Infraestructuras, Manel Nadal. Foto: ACN
Un proyecto encallado durante 16 años
La pacificación de la N-II entre Montgat y Tordera y la reorganización de la movilidad en el corredor del litoral se puso sobre la mesa hace ya dieciséis años, cuando el Estado cedió la carretera a la Generalitat con el compromiso de asumir su transformación. El proyecto, sin embargo, ha acumulado retrasos constantes y parte del dinero inicial nunca llegó a ejecutarse.
El desbloqueo definitivo llegó el pasado febrero, en la Comisión de Inversiones Estado–Generalitat, y esta semana el Consejo de Ministros ha autorizado la modificación de gasto que permitirá firmar el convenio antes de que termine 2025. Con ello, Territorio podrá activar los primeros trámites constructivos a lo largo de 2026.
La C-32 a su paso por el Maresme, con los puntos donde se habían previsto nuevos accesos, aunque el de Canet no se hará
Una transformación profunda del litoral
El convenio prevé convertir la N-II en una vía con menos tráfico y más carácter urbano, reduciendo el volumen de vehículos en superficie —actualmente unos 10.000 diarios— y ganando espacio para peatones y bicicletas. La clave del cambio será el traslado progresivo de movilidad hacia la C-32, que se reforzará con nuevos enlaces y mejoras de conectividad.
La Generalitat ya trabaja en estos accesos, con una previsión de inversión de 120 millones de euros. El proyecto, sin embargo, no está exento de debate: Territorio ha descartado el polémico enlace previsto en Canet de Mar tras las críticas de grupos ecologistas y entidades locales.
La N-II en el Maresme vivirá una transformación profunda. Foto: R. Gallofré
Un calendario hasta 2032, pero con arranque inminente
Los 384 millones de euros del Estado se desplegarán en ocho anualidades hasta 2032, pero la Generalitat destaca que el uso de las encomiendas de gestión permitirá agilizar trámites y garantizar que “el dinero llega a Cataluña y las obras se hacen”. Según Nadal, los primeros movimientos en el territorio —tan pronto como se firme el convenio— podrían empezar a verse a partir de finales de 2026, con un incremento notable del ritmo de ejecución a partir de 2027.
Otros proyectos estratégicos impulsados por las encomiendas
Además del proyecto del Maresme, la Generalitat tiene en marcha cuatro encomiendas de gestión más que suman una inversión global de 1.130 millones de euros hasta 2033. Entre ellas están el nuevo trazado del Eje Pirenaico (260 millones), los seis nuevos enlaces y la ampliación de otros once en la AP-2 y la AP-7 (250 millones), los intercambiadores ferroviarios entre FGC y Rodalies en el Vallès (36 millones) y la ronda Norte de Terrassa, Sabadell y Castellar del Vallès (200 millones). Todos estos proyectos están ya acordados y en fase de estudio, redacción o inicio de ejecución, y conforman la mayor ofensiva inversora en infraestructuras de los últimos años.