Muchas veces pienso, y algunas estoy tentado de explicitar como lo haré ahora, que quizás habría que repensar el esfuerzo del ayuntamiento de Mataró en el mantenimiento del EUPMt. Tengo dudas de si los recursos invertidos en la aportación municipal al funcionamiento de la escuela valen la pena.
Tres razones me lo hacen pensar:
La primera es que no entra en las competencias municipales este tipo de gasto. La enseñanza universitaria es competencia de la administración autonómica, de la Generalitat, y si sehace cargo un ayuntamiento de un gasto así es en detrimento de las competencias que tiene asignadas por ley o, si ya las ejerce todas o las tiene muy cubiertas, con cargo a un surplus de impuestos que pagan los ciudadanos. Y no es una cantidad pequeña la correspondiente a esta partida presupuestaría, y no es una responsabilidad menor la que se pone a las espaldas la administración de la ciudad manteniendo abierto una centro de estas características.
La segunda es la carencia de respuesta de la administración competente de hacerse cargo de esto que le corresponde. Cuando hubo, en el años noventa, déficit de plazas de educación universitaria a todo el mundo le fue bien quehubieran escuelas del nivel de nuestra por todas partes para encarrilar la demanda. Pero ahora que ha bajado esta a causa de la disminución de los componentes del grupo de edad estudiantil, la administración competente mira cabe otra banda sin querer reconocer el esfuerzo que algunas administraciones que no los correspondía hicieron en los suyo momento y que ahora habría que acompañar. Claro, justifica, que bastante trabajo tiene para atender las demandas de los centros propios para envolverse a asumir otros. Que cada cual se espabile y quien no aguante, mala suerte, un problema menos. Esta posición aboca a un difícil dilema al titular del centro el ayuntamiento-, puesto que a ver quién es el osado que propone un cierre.
La tercera es la histórica carencia de espaldarazo del tejido económico mataroní a la iniciativa de su Ayuntamiento, especialmente el industrial. Claro que cuando empezó esta historia todavíahabía emprendidas relativamente grandes en la ciudad, pero ya estábamos a las postrimerías de la industria manufacturera textil tradicional. Suficiente trabajohabía al sobrevivir o al adaptarse y reconvertirse. Y, posteriormente, el nuevo tejido económico existente, aunque muy diverso y dinámico, es demasiado pequeño, que no débil, y muy desmenuzado para poder aportar iniciativas -y sobre todo recursos- a un proyecto de estas características a pesar de quees lo más directo destinatario. Justo es decir que algún representante empresarial siempre ha habido al Patronato de la Escuela, hecho que hay que reconocer y agradecer, pero creo que ha sido más a título personal que otro cosa.
Pero, dicho todo esto, cuando tengo alguna oportunidad de compartir el resultado de la experiencia de estos 25 años (como me pasó en la reciente tertulia Pantalla abierta a TVM) de nuestra Escuela Universitaria Politècnica se me desvanecen las dudas y me reafirmo en que la opción y la apuesta que varem hacer en su momento ha valido la pena, continúa siendo válida, y si sólo hay el Ayuntamiento al última, pues a explicarlo y hacer entender el que representa este esfuerzo.
En primer lugar, la apuesta no ha sido fruto de una obsesión huidiza -de aquellas que ha veces tiene una colectividad, o algunos de sus componentes- sino de la conciencia clara que la formación de cuadros técnicos es imprescindible para construir un tejido económico consistente. Primero fue por el industria. Mejor dicho, antes fue por el comercio, los estudios de náutica de los escolapios al siglo XVIII. Pero ya la escuela del Artes y Oficios era muy sentida por los mataronins por la formación cualificada de los trabajadores que precisaba la ciudad en los suyo momento, opción bien noucentista. Hoy, el tipo de enseñanzas que se imparten en la Escuela: electrónica, informática, telecomunicaciones, medios audiovisuales, son necesarios para cualquier sector de la actividad económica, desde el primario, la agricultura, a los servicios de todo tipo, pasando lógicamente por los industriales y la construcción.
Segundo, el que una administración local se preocupe, aunque la quees competente no lo haga, de dar los elementos formativos de cuadros técnicos necesarios para continuar disponiendo de una base económica propia tiene todo el sentido del mundo. Especialmente si hay una tradición secular de colectividad laboriosa que ha sabido irse adaptando desde la cerámica vidriada del s.XVI, a la agricultura de exportación, a los calzoncillos y camisetas, a la moda pronta y ahora ve a saber qué en las cuatrocientas (para decir alguna cifra) actividades posibles en la economía de la sociedad de la información y el conocimiento.
Hace falta pues, hacer entender este activo que tenemos en la ciudad y estar orgullosos. Que los titulados del EUPMt trabajen en todo el territorio, no sólo en Mataró, tiene que ser un motivo más de satisfacción cívica. La contribución de nuestra colectividad a un ámbito más grande de pertenencia lo tenemos que poner como ejemplo de nuestra aportación al y por el crecimiento del país y de más allá. Es una marca que podemos, que tenemos que, lucir como mataronins y mataronines. Es con nuestro esfuerzo, con nuestros impuestos, que han salido de aquellas aulas de la avenida Puig y Cadafalch más de 2500 profesionales que están contribuyendo a hacer ir al día el país.
Enhorabuena, gracias y felicidades a todos los que han hecho posibles este 25 años, y por muchos años más!.
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