Este jueves, día 16 de septiembre, se han cumplido 40 años de la designación de los Pastorcillos de Mataró como Patrimonio Cultural de la Ciudad. Fue un día como hoy de 1981 que el Ayuntamiento de Mataró y la Sala Cabañas firmaban el protocolo que lo oficializaba. Desde Sala Cabañas recuerdan estos hechos que se remontan a hace cuatro décadas, y que supusieron un punto de inflexión para el espectáculo teatral emblemático de la Navidad mataroní.
El alcalde de Mataró, Joan Majó; el regidor de Enseñanza y Cultura, Antoni Sagarra; el presidente del Centro Católico, Josep Cabré; y el presidente de la Sala Cabañas, Joan Abril, firmaron el documento que oficializaba el acuerdo que el pleno del Ayuntamiento había aprobado por unanimidad el 22 de julio. Los cuatro grupos con representación en aquel momento al consistorio (PSC, PSUC, CiU y CC-UCD) votaron a favor de un texto que reconocía la singularidad del espectáculo, el rigor en la ejecución, sus valores culturales y tradicionales y la perseverancia de varias generaciones de mataronins para mantenerlo vive.
El protocolo que declaraba Los Pastorcillos de Mataró como Patrimonio Cultural de la Ciudad fue fruto de un acuerdo entre el Ayuntamiento y la Sala Cabañas, entonces denominada encara "Sala Cabañes". El consistorio se comprometía a patrocinar el espectáculo y la entidad, a hacer un total de diez representaciones anuales para garantizar la continuidad de un montaje de un "prestigio extraordinario no solo a Mataró, sino incluso en todo Cataluña", según señalaba el texto. El entonces cabe del Servicio de Teatro del Departamento de Cultura de la Generalitat, Xavier Fàbregas, felicitó el Ayuntamiento de Mataró por la decisión. "Estoy seguro que, con esta medida, se garantiza la continuidad y la dignidad de un espectáculo que se inspira en una profunda raíz popular y que varias generaciones de actores han mantenido durante años con un esfuerzo loable", escribió.
Punto de inflexión en el espectáculo
En el momento en que se aprobó la declaración de los Pastorcillos de Mataró como Patrimonio Cultural de la Ciudad, la continuidad del espectáculo no estaba garantizada, ni mucho menos. "Si no se lleva a cabo una revitalización mediante un apoyo económico, es muy posible que en el futuro sea problemática la continuidad de las tradicionales representaciones", alertaba la entidad antes de la decisión del pleno municipal.
Con el reconocimiento, se hicieron cambios en algunos aspectos del espectáculo, acompañado de un compromiso de más exigencia en todos los sentidos. Entre otros, se hizo una revisión y corrección del texto de Ramon Pàmies y se incorporó la escena del edicto de empadronamiento, leído por uno centurió romano al cuadro de Buscando Puesta. Aquel año el cartel se encargó al prestigioso artista mataroní Manuel Cuyàs y Duran. Y, aprovechando el impulso, se renovaron varios decorados del espectáculo, un encargo que se hizo al escenógrafo Isidor Bea.
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