La restauración de la basílica de Santa Maria parece la obra de la Sede, y nunca mejor dedo. Los atrasos respecto al calendario previsto son muy destacables, fruto de trabas imprevistos y restricciones presupuestarias a la orden del día en una época de crisis global. Llegar al Milenario del templo mataroní, en 2008, con menos de un tercio de la restauración completada obligó a replantear la manera como se estaba enfocando el proyecto. Desde entonces, los agentes implicados en la rehabilitación –Ayuntamiento, Generalitat, Obispado, Caja Laietana y Parroquia de Santa Maria-, unidos en una comisión, se han puesto las pilas para volver a poner en marcha el proceso. A pesar de que lo hace con mucha lentitud y precariedad, la rehabilitación de la basílica, declarada Bien Cultural de Interés Nacional, vuelve a avanzar,a paso.
El mes de abril pasado finalizaron las obras de restauración de los tejados de la capilla de Sant Josep. Y este mes de septiembre está previsto que se inicien los trabajos de restauración completa de la fachada del Cementerio Chico, la renovación de los tejados de la capilla de San Juan y la construcción de una nueva escalera de acceso a la cubierta desde la sacristía. Todos estos trabajos, tan los finalizados como los que están a punto de empezar, están a caballo de la cuarta y la quinta fase –de las 10 totales- que establece el Plano Director de Restauración de la Basílica de Santa Maria. Se trata de un documento firmado por Agàpit Borràs, Manel Salicrú y Mariona Gallifa en 1998, que preveía la rehabilitación completa de la basílica en diez años (con vistas al Milenario). A pesar de que el plan sigue vigente, sus plazos de ejecución han variado muchísimo. "Con la coyuntura económica actual, decidimos trabajar a corto plazo, definiendo y ejecutando los proyectos un golpe supiéramos de cuánto dinero disponíamos cada vez", explica el presidente del IMAC, Sergi Penedès. Raso y corto, se llega donde se puede. "El ideal sería firmar un convenio a tres o cuatro años ver, con el compromiso de una cifra económica concreta que nos permitiera trabajar además largo plazo", explica Nicolau Guanyabens, reconocido historiador mataroní. Guanyabens fue el escogido en 2008 para ejercer de "coordinador" de la Comisión de Restauración, una tarea muy necesaria después de los problemas vividos en las primeras y desordenadas fases de restauración emprendidas diez años antes y que habían acabado en un callejón sin salida.
Después de remodelar los tejados de la capilla de la Purísima y de Santo Desideri, a principios de la década actual se realizó la fase hasta ahora más importante del proyecto, la restauración de la capilla del Sacramento, de estilo modernista. Aquellos trabajos precedieron una larga parada tan sólo rota por las catas arqueológicas realizadas en el pavimento de la nave. Fue hasta el 2008, cuando la creación de la comisión reactivó los trabajos, empezando por la renovación de las envejecidas instalaciones eléctricas del templo financiadas con una aportación de 90.000 euros a cargo de Caja de Terrassa y del Ayuntamiento. Durante el año pasado se consiguieron 290.000 euros para restaurar toda la estructura exterior de la capilla de Sant Josep. Según el Plano Director, también se tendría que haber actuado en la restauración de los tejados de la capilla de Roser, una de las más emblemáticas de la basílica, pero quedó pendiente sine die por carencia de recursos. Si este mes de septiembre se aprueba el presupuesto previsto de 200.000 euros (100.000 de la Generalitat y 50.000 del Ayuntamiento y Caja Laietana) se iniciarán los trabajos a la fachada del Cementerio Chico, aprovechando el andamio utilizado en la fase anterior, que no se ha desmontado. "Todo y las restricciones, si sumas las cifras que invertimos cada año sale una cantidad bastante respetable, sobre todo si los inscribes en el contexto actual", defiende Penedès.
Problema añadido
La realidad, pero, es que si las inversiones se mantienen en estos niveles, la restauración completa de Santa Maria no será una realidad hasta de aquí a muchos años. Sobre todo desde que sus responsables han detectar un problema añadido: el envigado de la nave central sufre los ataques de una plaga de termitas. "La remodelación del tejado, que no está incluida en el Plano Director, sumaría cerca de un millón de euros, más que cualquier otra fase", calcula Guanyabens. De momento, pero, el tejado aguanta y por lo tanto se priorizarán otras actuaciones. Los trabajos pendientes que sí están previstos en el Plano Director forman una lista interminable: remodelación de los altares, la vuelta y las cúpulas, la restauración de los estucados y dorados de las paredes y de las cristaleras interiores y, como última actuación, la restauración del altar mayor, los laterales, las capillas y la sacristía.
Para romper con la lentitud y avanzar unas cuántas casillas de golpe, en una época en que las arcas públicas son habitado de telarañas, haría falta la aparición de un mecenas, de una institución privada que apostara para patrocinar la restauración. Pero parece complicado por las circunstancias del momento, y también porque no se ha buscado con mucha insistencia. "Desde que constituimos la comisión no ha habido movimiento en este sentido", constata el presidente del IMAC. Más allá de las aportaciones ya habituales de Caja Laietana, que forma parte de la comisión de restauración, y de la inversión ocasional de Caja de Terrassa, no se ha conseguido la implicación de ninguno otro socio privado. Y esto que el Obispado de Barcelona situó la basílica mataronina como prioritaria en la lista de su patrimonio pendiente de rehabilitación. Pero la iglesia tampoco está para echar del carro. "La debilidad económica de la parroquia, y del obispado en general, es un hecho que contrasta poderosamente con el valor de un bien cultural de interés nacional como Santa Maria", sostiene Guanyabens. En estas circunstancias tan adversas, la basílica se tiene que conformar con un proceso de restauración voluntarioso pero exasperadamente lento para todos aquellos que querrían ver reavivar el notable interés arquitectónico y artístico del templo mataroní.

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