Susana Pareja Ortiz

Aborto, un derecho y un deber pendiente de educar

En el plenario de octubre del Ayuntamiento de Mataró, ICV-EUiA y la CUP, presentaron una propuesta de resolución en contra de la modificación con medidas más restrictivas de la Ley de interrupción voluntaria del embarazo que se quiere implantar en breve al estado español. La propuesta, fue aprobada por la suma de votos de PSC, ICV-EUiA y la CUP.
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La parte que más me gusta de la propuesta de resolución, es que añade las medidas que hasta ahora se han demostrado más efectivas en la disminución de los embarazos no deseados, que son las siguientes y que son por las cuales una sociedad libre y democrática tiene que luchar y llamar:
1. El acceso universal a la información en materia de sexualidad y métodos anticonceptivos.
Un acceso que hasta ahora no se ofrece a todas las personas, ni culturas, ni edades, que no cubre los mínimos, que prácticamente no se publicita ni se contempla, y que recibe muy poco apoyo económico y político.
Opinar que "cuando más saben peor" es una grave equivocación. La información siempre ofrece un camino y una respuesta. El que se tiene que procurar es que la información venga de los medios adecuados y serios, y que sea objetiva y contrastada. También hay que educar a las personas con un espíritu constructivo, crítico y autocrític.

2. La educación sexual.
Una educación que a nuestro interior reclamamos y deseamos, pero que todavía no nos atrevemos a pedir. Una educación que nos han escondido, y esto nos ha hecho valorar la sexualidad como algo a ocultar porque parece que tiene que ser mala. Una sexualidad latente e irremediablemente presente y humana, que cuando intentamos reprimir, sale en muchas personas de manera irracional y se convierte en abusos, en malestares, en depresiones, en negaciones, etc. 

El sistema educativo español y catalán da esta responsabilidad a la familia y a la sanidad, y ninguno de ellas tiene las herramientas para educar. Sanidad de momento informa. Por lo tanto, nos toca reclamar una educación sexual y para ofrecerla, sea desde la escuela o la familia, tenemos que aprenderla primero. La educación sexual lo tenemos que reclamar por nuestros hijos/se porque sueño el futuro, pero también hay que eliminar mitos y errores que todavía existen en los adultos, desgraciadamente muchos, y se representan diariamente en muchísimos comentarios, imágenes, vídeos, etc., al alcance de todo el mundo y cargados de desigualdades, de complejos, de falsos mitos, de conductas inadecuadas, de abusos al derecho de la intimidad, etc.

3. Acceso universal y cobertura legal en las interrupciones voluntarias del embarazo a la red de salud pública.
Un acceso que si no es con cobertura sanitaria legal y pública da lugar a consultas clandestinas en condiciones sanitarias inadecuadas, con las consecuencias negativas, tanto de salud física cómo emocional, que para la población puede suponer. La salud de la población acaba repercutiendo en la salud del individuo y al revés.

4. Reforzar los servicios de información y asesoramiento profesional a las mujeres.
Porque una información preventiva, educativa, responsable y eficaz, es mucho más económica que las consecuencias de un embarazo no deseado. La sociedad necesita profesionales cercanos, tanto para las mujeres como para los hombres, las culturas, las religiones, las diversidades, etc.

Podemos estar a favor o en contra del aborto, podemos sentirnos parte responsable o no de un embarazo concreto, pero de evitar y prevenir el que no queremos somos responsables todos y todas.

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