No es nuevo. Siempre ha pasado. Crece cuando los sindicatos cuestionamos las políticas más generales que van al fondo del modelo económico y social. Cuando al hacerlo algunos sectores económicos, políticos y mediáticos interpretan que cuestionamos sus privilegios. Cobra su máxima expresión cuando "tenemos la osadía" de afrontarlo convocando una Huelga General. Y ahora ya ha empezado a tomar unos tintes de linchamiento cuando es una evidencia que la huelga del próximo 29 será un éxito. Nos referimos a la campaña de acoso sindical, en ciertos medios de comunicación de perfil conservador o muy conservador.
En el que traemos de legislatura, y de crisis, hemos sido tiempo siendo el blanco de las iras de la ultradreta política y mediática para no convocar una Huelga General que veían propicia para hacer caer el Gobierno y así anticipar la llegada de los suyos al poder.
Cuando de verdad hay motivos para convocarla por el giro en las políticas económicas y sociales del Gobierno socialista, la congelación de las pensiones, los recortes salariales, la reforma laboral y el anuncio de la reforma de las pensiones; cuando el que cuestionamos es la política que los favorece a ellos en contra de los intereses de la mayoría social en general y de los trabajadores y trabajadoras en particular, nos ponen ante el muro y nos fusilan con unos argumentos tan falsos como despiadados. Es el que tiene cuestionar sus intereses. Despierta el odio y el resentimiento más negro. Hace aflorar el desprecio que la clase dominante siempre ha sentido hacia los de bajo.
A las vagas generales convocadas antes de 1996, cuando el PP llegó al poder con Aznar al frente, también varem sufrir la descalificación sistemática, pero esta no revistió la virulencia que ha cobrado ahora simplemente porque la derecha estaba en proceso de recuperación y de reorganización después del intento fallado de golpe de Estado.
Ahora, pero, gracias a la lamentable gestión de la crisis que ha hecho el Gobierno de Zapatero ven el poder al alcance de la mano; ahora que se hacen las políticas que a ellos los interesan, ahora que se sienten crecidos, no pueden tolerar que vengan unos "rasgados "sindicalistas a enmendarlos la llanura, a arruinar sus expectativas aunque lo hacemos con sólidos argumentos y por estrictas vías democráticas y constitucionales
" Ladran, luego cabalgamos ". La campaña perfectamente ordida desde las posiciones más siniestras es astuta y profundamente antidemocrática. El mal m es grande que se nos hace no es ni siquiera utilizar la falsedad y la infamia, sino crear un clima de linchamiento que puede alterar la convivencia democrática, pero, insistimos, " Ladran, luego cabalgamos "
Los trabajadores y trabajadoras de este país tienen que tener, tienen, memoria histórica; memoria para recordar las condiciones laborales que regían en España antes de la democracia, para recordar que gracias a la lucha obrera y a los sindicatos de clase se ha conseguido el Estado del bienestar del cual disfrutamos hoy, la libertad sindical, los convenios colectivos, la consolidación de la protección social, teniendo como máximo exponente las pensiones. Unas pensiones que siempre, desde la mesa del pacto de Toledo, CCOO hemos defendido con uñas y dientes, esto no se tiene que olvidar. No se tiene que olvidar porque el que pretenden es anular nuestra fuerza, bastante que no es otra que la de los trabajadores y trabajadoras que nos siguen. La derecha rancia esta convencida que sin sindicatos los trabajadores y trabajadoras serán corderos hacia la sala de degüello.
Pero esto no pasará esta vez tampoco. Si las cinco anteriores huelgas generales fueron útiles para modificar totalmente o parcialmente decretos y agresiones, por qué esta vez tiene que ser diferente, y más cuando la situación de los trabajadores y las trabajadoras de de este país es mucho más grave, con más de 4,5 millones de parados y paradas?
Los sindicatos tenemos una trayectoria irreprochable de lucha por las libertades democráticas, cosa que no pueden decir muchos de los que ahora nos calumnian con total impunidad.
Estamos orgullosos del que hemos hecho y del que hacemos. Nuestra actividad está amparada por la Constitución y las leyes. Y pase el que pase, aunque "caigan chuzos de punta" no nos acobardaremos como pretenden, estaremos donde tenemos que estar que no es otro lugar que junto a los trabajadores y trabajadoras defendiendo legítimamente nuestros intereses como asalariados. Y esto ahora pasa para demostrar la fuerza de nuestras convicciones el cercano 29 de septiembre.
Todo el mundo a la Huelga General!
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